Salmo CXLIV

R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

Todo el pueblo de Israel no fue creyente durante toda su historia. Pero siempre hubo un grupo más o menos numeroso que permaneció fiel a su Dios, su único Rey. Nunca se agostó la fe de Abrahán.

“bendeciré tu nombre por siempre jamás.”

La fe en el Dios de Israel tiene una historia muy larga.
¡Haz, Señor que no se quiebre en mí! Porque…
“Tú eres el Señor, clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad”

“El Señor es fiel a sus palabras”

¡Que mis hijos y mis nietos no lo olviden!

Luis Alemán Mur