Salmo XCIX

R/. Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación

Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó;
una vela nocturna.

Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos.

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos.

Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó; una vela nocturna.

Solo los ancianos tenemos experiencia de esta bella y terrible realidad.

Una realidad que domina nuestra vida, que camina junto a nosotros y que olvidamos.

Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato 

Esa sabiduría produce sensatez, humildad y cariño hacia los que caminan junto a nosotros.

Luis Alemán Mur