“¿Dónde quieres que la preparemos?”

Mt 26:17 El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: -¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?

-Él contestó: -Id a la ciudad, a casa de Fulano, y dadle este recado: «El Maestro dice que su momento está cerca y que va a celebrar la Pascua en tu casa con sus discípulos».

Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la cena de Pascua.

Lo hemos recordado con frecuencia. Durante los primeros tiempos, los seguidores de Jesús no tenían templos. Tener templo era propio de los paganos para venerar y orar a sus dioses. Por eso los romanos acusaron a los cristianos de ateos, porque ni tenían templos, ni casas para los sacerdotes, ni sacerdotes. Signo evidente de que no creían en los dioses.

El Templo de Jerusalén quedó clausurado proféticamente por Jesús. “No quedará piedra sobre piedra”.

Créeme, mujer: Se acerca la hora en que no daréis culto al Padre ni en este monte ni en Jerusalén”.

“Dios es Espíritu, y los que lo adoran han de dar culto con espíritu y lealtad” Jn 4, 21 y 24

“¿Habéis olvidado que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si uno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo y ese templo sois vosotros”. 1Cor 3:16 y 17

Los evangelistas transmiten la impresión de que Jesús era consciente de que comenzaba su hora. Se estaba poniendo punto y final al pasado. La antigua alianza terminaba aquella noche.

 Moisés fue el notario que levantó acta de aquella alianza: La Ley en una mano y en la otra la sangre de los novillos para rociar sobre el altar y los presentes. (Éxodo, 24)

 En aquel comedor prestado comenzaba la Era de Jesús.

 “El Señor Jesús, la noche en que iban a entregarlo, cogió un pan, dio gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced lo mismo en memoria mía».

Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo: «Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria mía».1Cor 11:24 y 25

 Aquello no era un templo. Todo comenzó en un comedor.

Aquella noche, Jesús no sabía nada de lo que vendría después: cristiandad, basílicas, catedrales. Lo que dijo sobre el Templo, sería horas más tarde, argumento para condenarlo a muerte. Aquella noche sólo pensó que al compartir su pan compartía su forma de vivir. Y que viviendo como él, los hombres conocerían y alcanzarían la plenitud humana. Y sólo así la obra del Padre llegaría a su cumplimiento.

 Por eso quiso que bebieran también del cáliz. Tendrían que estar dispuestos, si fuera preciso, a dar su sangre por la Vida que él les había traído. Era la vid, y los suyos los sarmientos.

 Trescientos años sin templos.

 El pasado domingo, se celebró en mi parroquia, “uno de los días más importantes del año litúrgico: la dedicación de la Santa basílica de Letrán, catedral del papa como obispo de Roma”. Eso nos dijo el Párroco. Hombre anciano, muy devoto. Quizá no caía en la cuenta de lo que decía.

 Constantino, un emperador pagano, (no fue bautizado hasta el momento mismo de su muerte) decidió exaltar la sede de la iglesia de Roma por encima de todas las demás a fin de que fuera la cabeza, y su Iglesia, la principal de todas las iglesias de la tierra.

Sobre los dominios de los Laterani, antiguos personajes romanos, se edificó la Iglesia de San Salvador de Letrán. Al papa Silvestre le confiere la diadema imperial, la mitra, el palio, la clámide de púrpura, el cetro imperial, el lábaro.

Se discute sobre si Jesús fundó la iglesia. Pero nadie discute que sí sembró una semilla. La regó y defendió hasta con su vida. Hoy sigue floreciendo, a pesar de Catedrales y Basílicas.

Constantino sí fundó la Cristiandad. Al primer obispo que conoció, Melquíades, (310-314), le regaló su palacio. Dos años después, a Silvestre (314-335), sucesor de Melquíades, le regaló una Basílica.

Mi párroco nos dijo que la fundación de esa Basílica, catedral del papa de Roma, es uno de los días más importantes del año litúrgico.

2000 años. ¿Saben cuál es la pregunta más importante que hay que hacerle a Jesús, hoy?

Según creo yo, esta: Maestro ¿dónde quieres que te preparemos la cena?

Luis Alemán Mur