Salmo LXXXIX

R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Tú reduces el hombre a polvo, diciendo:
«Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó;
una vela nocturna.

Los siembras año por año,

como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,

y por la tarde la siegan y se seca.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.

Enséñanos a calcular nuestros años para que adquiramos un corazón sensato.

Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos

Luis Alemán Mur