A lo largo de la historia se le han ido dando diversos nombres a lo que llamamos misa o eucaristía. Ninguno de ellos abarca toda la riqueza, ni fenomenológica ni teológica de este sacramento. Entre todos sí nos ayudan a comprenderla mejor. Cada uno de estos nombres evoca alguno de sus aspectos.

    – Fracción del pan (klasis tou artou Σπάσιμο του ψωμιού. Hch, Lc (“lo reconocieron en la fracción del pan”), didaché, Ignacio.

Era el primer gesto de la cena judía, por parte del padre de familia. Luego se convirtió en algo típico cristiano. Dio nombre a la celebración entera: “reunidos, el primer día de la semana, para la fracción del pan”. El Misal actual insiste en que en verdad se dé en la comunión “pan partido”, y no se utilicen hostias pequeñas más que en caso de necesidad.

    – Cena del Señor (kyriakon deipnon = κυρίου δείπνου). Es el nombre que le da Pablo en 1 Co 11, 20. Semejante a Mesa del Señor (trapeza tou Kyriou): 1 Co 10, 21. Es la mesa y la comida a la que nos invita el Señor resucitado: 1º.-comida incompatible con las comidas que se celebraban en honor de los dioses falsos y 2º.-también incompatible con la falta de caridad. Subraya el sentido de comida que tuvo en los primeros siglos la eucaristía.

    – Eucaristía
(“eucharistia =Ευχαριστία, acción de gracias). Es el nombre que le daba a principios del siglo II, san Ignacio. Pero ya en los relatos de la última cena se dice que Jesús dijo la acción de gracias sobre el pan y el vino (“eucharistein” “eulogein”). Es el nombre que señala sobre todo a la oración central de la misa; la “Plegaria eucarística”.

    – Sinaxis
(del griego syn-ago, Συνέλευση de donde también viene “sinagoga”), algo que se hace en conjunto, acción comunitaria. En latín, a veces, se traduce por “collecta”, acción de una comunidad reunida. Traducimos esta palabra normalmente por “asamblea”, poniendo de relieve que su protagonista es la comunidad cristiana reunida, expresión condensada de toda la Iglesia.

    ¿¿??- Dominicum: en el norte de África, el 304, el lector Emérito, en cuya casa tuvo lugar la reunión eucarística, afirmó ante el juez: “sine dominico non possumus”, sin “lo señorial”, sin la celebración del día del Señor, que era la eucaristía, no podían subsistir en medio de una sociedad hostil y pagana.

    – Actio: acción, celebración. De ahí pasó a la terminología que usna los sacramentarios; “íncipit canon actionis”, o “infra actionenm”.

    – Oblación, Sacrifico (“thysia”, “prosfora”, “sacrificium”, “oblatio”). Del término “ofrecer”, “offerre”, terminología sacrificial que emplean ya Tertuliano (s.III) y Cipriano, en los siglos II-III. Se la relaciona con el “sacrifico puro” que había anunciado Malaquías. Luego se llamará claramente “el santo sacrificio de la misa”. Relacionado con esta perspectiva, se llama a la eucaristía “memorial” del Señor o de la muerte pascual del Señor.

    Liturgia, sobre todo en oriente, a veces es sinónimo de eucaristía; “liturgia de San Juan Crisóstomo”, (350 Siria) “santa y divina liturgia”. Es ciertamente, la celebración litúrgica cumbe de la comunidad eclesial. También se la llama sacta mysteria, los santos misterios.

    – Officium, oficio; la “función”, el “servicio”, la “celebración” (“las funciones de Semana Santa”), “Gottesdienst” en alemán (servicio, culto de dios).

    – Missa, misa; del latín “mittere”, enviar. Puede tener varios sentidos:

a) tradicionalmente, desde san Isidoro de Sevilla, se ha interpretado como “enviar”, en el sentido de despedir y se refiere a la despedida final “ite, missa est”. En este sentido lo emplea muchas veces Egeria, hablando de Jerusalén y Agustín cuando dice que son despedidos los catecúmenos, mientras se quedan los fieles.

b) Pronto pasó a ser el nombre de toda la acción. Celebrar la misa empezó a ser sinónimo de “celebrar la eucaristía”. Egeria utiliza a veces este sentido. Luego se habló de “missarum sollemnia”, la solemnidad (celebración) de la misa. Y del “Ordo Missae”.

c) Pero “enviar” puede entenderse en otro sentido: elevar a Dios alabanzas, súplicas, ofrenda sacrificial. Así se entienden ya en el siglo IV varias frases de Ambrosio (empecé a hacer la misa) de Egeria) la misa, o sea, la oblación). Se usa con los verbos “hacer, celebrar, ofrecer”. En la liturgia hispánica, “misa” va adquiriendo el sentido de una serie de formularios de oración que se elevan a Dios “Ite missa est” se podría entender “marchaos, ya hemos ofrecido, elevado a Dios nuestra ofrenda”.

d) El Catecismo prefiere la primera acepción, “misa” como “envío” pero con una tonalidad más de “misión” que de “despedida”, a la manera de los “misioneros”: “misa porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles (“missio”) a fin de que cumplan la voluntad de dios en su vida cotidiana” (CCE 1332).

(ADAZABAJ, J., La Eucaristía, C.P.L.Barcelona 1999)