Frase evangélica: «-Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

-El Mesías de Dios»

1. El término «Mesías» (Ungido) se aplicó al rey, a los sacerdotes que recibían la unción y al liberador prometido, el Hijo de David. En tiempos de Jesús, todos esperaban la llegada de Dios, de su Enviado, del Mesías, como un rey temporal. Por eso le cuesta a Jesús reconocer este título, aunque al final de su vida admite el de «Hijo de David». A su llegada, dados los signos que hace, es difícil reconocer a Jesús como Mesías. De ahí la interpelación de Cristo a sus discípulos en un momento evangélico crucial: «¿Quién decís que soy yo?».

2. Esta pregunta se la hace Jesús a los cristianos en sus diferentes etapas de la vida. Probablemente, todos hemos dado respuestas distintas. Así, Jesús es el hombre para los demás, el Varón de dolores, el Cristo de los milagros, el Profeta revolucionario, el Redentor de los pecados, el Señor sacramentado, el Liberador del pueblo, etc.. Recordemos que cada evangelista da una imagen distinta y verdadera de Jesús. En definitiva, como dicen las confesiones primitivas de fe: Jesús es el Señor o el Cristo, Jesucristo.

3. La confesión de fe de Pedro va unida en Lucas a un «signo» decisivo: la pasión y resurrección. A Cristo se le reconoce en el momento de su muerte, crucificado por su tenor de vida. Pero se le reconoce, a su vez, por su resurrección, ya que entregó su vida como rescate por todos.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿Cómo reconocemos personalmente a Jesús?

¿Expresamos en algún momento nuestra fe de manera explícita?