Salmo XXXI,

R/. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R/.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.

Tú eres mi refugio,
me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación. <R/.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R/.

Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado

Empieza por perdonarte a ti. Y vive el perdón de los demás- ¡Así tendrás paz!

Dichoso el que está absuelto de su culpa,

Quien sea: la religión, la sociedad, los clérigos han creado una multitud de infelices pecadores. Puede que Dios tenga poco que ver

Aclamadlo, los de corazón sincero. 

La formación de hombres y mujeres debería intentar generaciones alegres

Luis Alemán Mur