Frase evangélica: « ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!»

1. El término «resucitar» equivale, bíblicamente, a «ponerse en pie» o «despertar del sueño». Según la fe cristiana, «resucitar» es entrar en la vida plena y definitiva: por medio de la resurrección, Dios da al ser humano su propia vida, la eterna.

2. Los cuatro evangelios relatan algunas resurrecciones operadas por Cristo para confirmar que los tiempos mesiánicos ya han llegado. Mateo y Marcos cuentan la resurrección de la hija de Jairo; Juan narra la de Lázaro; y Lucas describe dos: la del hijo de la viuda de Naín y la de la hija de Jairo (Cafarnaún). Estos textos indican que Jesús es «la resurrección».

3. Ante el dolor que causa la muerte, Jesús siente compasión, ofrece compañía y presta ayuda. La viuda a la que se le muere su «hijo único» es el símbolo de la humanidad dolorida. Al levantarse el muchacho por la palabra de Jesús, el pueblo reconoce que «Dios ha visitado a su pueblo». Los discípulos y el gentío son testigos privilegiados de la acción del Señor.

4. Los apóstoles serán testigos de la resurrección, núcleo de la fe primitiva. Para testimoniar que Jesús venció a la muerte, los primeros discípulos emplearon en sus confesiones de fe dos términos: «exaltación» y «resurrección». Jesucristo resucitado es la primicia de la «resurrección de la carne», anticipo de nuestra propia resurrección. La vida cristiana es igualmente anticipo de la resurrección final, puesto que es participación en la vida de Cristo resucitado.

REFLEXIÓN CRISTIANA:
¿Con qué actitud asistimos a los funerales?
¿Somos capaces de expresar personalmente en algún momento la fe en la resurrección?