Gerhard Ludwig Müller

LA VERDAD

La Verdad (con mayúscula) no es posible. A este convencimiento se llega a base de ancianidad. Reconocerlo no produce amargura. Diríase que genera una sonrisa como epitafio de una vida. Aunque sigo creyendo en algunas verdades. Pero mientras La Verdad no esté a nuestro alcance, el resto de las verdades son anémicas. Y claro, la Verdad que necesitamos, debe ser total. La misma para siempre. Para todos los tiempos y todas las razas. Y que esté por encima de todas las religiones. No hay una verdad atea y otra verdad para creyentes. A algunos clérigos de algunas confesiones religiosas les puede interesar poner como condición para la verdad que sea compatible con sus principios o artículos de fe. A cualquier clero le puede interesar sacralizar no solo la sociedad y sus leyes sino incluso la mente y la lógica de los ciudadanos. El hombre por definición es laico. El clero por definición es hombre contaminado.

Hoy, el caso público de clero contaminado más tenaz dentro del catolicismo, quizá pueda ser el cardenal Müller.
El 2 de julio de 2012 fue nombrado por Benedicto XVI, otro alemán, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, custodiar la Verdad y las verdades.-

Ejemplo actual. Resulta que en el mundo occidental cristiano, el sitio más elegante para casarse son las iglesias, con sus flores, sus músicas, sus familiares y amigos vestidos de lujo, su cura con sermoncito, su marcha nupcial a la salida. Después, su convite y su discoteca. Un día para no olvidar. Han sido ministros de un sacramento.

A eso le llama Müller “lo que Dios unió”. Miles e incluso millones de parejas forman la base de la sociedad llamada cristiana. Este es el hecho.

Después vienen las rupturas, las separaciones, los hijos cargados de problemas. Müller, el alemán dice que lo que se hizo, hecho está. Porque hay un sacramento y Dios está por medio. Y que se jodan (esto lo digo yo) los hijos, el padre, la madre, y los suegros. Como castigo, que se confiesen, que no jodan más si quieren comulgar. Si se equivocaron que sufran las consecuencias. Pastoral católica. En España se rompe un matrimonio cada 5 minutos. Dos de cada cinco hijos nacen ya fuera del matrimonio, según un estudio del Instituto de Política Familiar.

Otro sacramento. La comida con el Señor. Cada vez que os sentéis juntos en una mesa a comer, acordaros de mí. Porque el pan que comáis soy yo, y cuando alcéis la copa de vino, ese vino es mi sangre con la que sello mi amor. Esto dijo Jesús. Después vinieron los Müller griegos, romanos y universidades europeas y lo explicaron muy clarito. Tan claro que inventaron una palabra o un palabro: transustanciación. (El término se usó por primera vez por Hildeberto de Lavardin 1097). Los siglos 11, 12 y 13 fueron siglos dedicados al estudio y devoción de la eucaristía. Hubo muchos milagros eucarísticos: Cálices y hostias que sangraban en los conventos.

El matrimonio, los sagrarios y el Sumo Pontífice son tres cimientos del Vaticano. Nadie explica bien estas verdades, pero Müller sí. A Müller lo nombró comisario de la verdad su amigo Ratzinger. Lo escogió por amigo, por sabio y por alemán. El culpable fue Ratzinger. Más tarde, Benedicto XVI huyó y lo dejó todo podrido. Se llevó el piano y sus mocasines rojos. Müller se acuerda de él y lo echa de menos.

Luis Alemán Mur