La Santísima Trinidad – Ciclo C

Imagen2Evangelio según san Juan 16, 12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.

Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando

Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará.

Santísima Trinidad.

Los programas de Tv divulgan y dedican cada vez más tiempo a la maravilla inmensa e inabarcable del universo. Ahora algunos científicos se atreven incluso a sospechar que junto a nuestro Universo existen otros universos con diferentes procesos de expansión. Nuestra imaginación se rompe con las distancias y las grandezas que hay fuera de nuestra pequeñez. Parece que en nuestra mente no caben tantas maravillas.

No podemos pretender que quepa Dios dentro de nosotros. Nuestra inteligencia no está capacitada para vislumbrar qué y cómo es Dios. Agradezco a nuestra colaboradora Asun Gtz Cabriada el pensamiento que aporta de Agustín de Hipona:Entiende la Trinidad quien practica la caridad”. No basta la inteligencia para entender a Dios.

“Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora”

Dios no interviene en la Historia de todos, ni en la historia de algunos de una vez por todas. Dios no cabe de una vez en la mente de nadie ni de todos. Dios no es una Idea ni un Tratado ni una carrera universitaria. Nadie nos puede examinar de Dios. No existen los Doctores en Dios. Ni siquiera existen los telescopios para ver a Dios. Dios no se “aparece” a nadie. Dios se “manifiesta”. Parece que cuanto más humilde y más pequeño es el hombre está más capacitado para comprender las cosas y ver las huellas de Dios.

“Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena”

Venimos del aliento de Dios. Vivimos del aliento de Dios. Dependemos de su aliento.

“Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando”

Es el Espíritu de Jesús quien nos mantiene, quien nos enseña a amar y a creer. La vida del creyente que ama y espera es la gloria de Jesús. Es la obra de Jesús. El amor de los hombres, la fe de los hombres es el Reino del Padre que anunció y traía Jesús. Esa es la gloria del Padre.

Luis Alemán Mur