La tumba abierta.

Las mujeres descubren que la tumba estaba vacía. El mero hecho de que estuviera vacía no se utiliza nunca como prueba de la resurrección. Las dos veces que Pablo alude a la sepultura es para probar que Jesús estaba muerto. 1 Cor 15, 3-4:”que murió y que fue sepultado”. Hch 13, 29: bajándolo del madero lo pusieron en un sepulcro”

El sepulcro vacío es un interrogante al que unos y otros buscan una respuesta. “han robado su cuerpo” Jn 20,21. “Los discípulos han robado su cuerpo” Mt 28, 13

Mc 16:6 ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? Ha resucitado, no está aquí. Mirad el lugar donde lo pusieron. Mc 16:7 Y ahora, marchaos, decid a sus discípulos y, en particular, a Pedro: «Va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis, como os había dicho».

Mt 28:16 Los once discípulos fueron a Galilea al monte donde Jesús los había citado.

Lc 24:6 No está aquí, ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo cuando estaba todavía en Galilea:

A Lucas le preocupa que los seguidores de Jesús tienden a dispersarse geográficamente y se diversifican las interpretaciones de las palabras del Maestro. Los “cristianismos” se multiplican. A Lucas le urge la formación de la “gran iglesia”. Todo debe centrarse en Jerusalén. Y para ello intentará situar los grandes acontecimientos en Jerusalén.

Juan 20, 3-10 sigue con su enfoque del “discípulo a quien Jesús amaba” 

Hoy estamos convencidos de que Jesús se manifestó a sus discípulos y fue sobre todo en Galilea. Allí comenzó, allí se despidió de ellos. Y allí les dijo que el mundo les esperaba. Allí comienza el cristianismo. La hora de Jerusalén había pasado. La historia lo demostró.

El cristianismo es creer que Jesús vive entre nosotros. Esa fe nos es transmitida por los hermanos de generación en generación. Esa es la responsabilidad de cada creyente, llevar esa vela encendida: Jesús, el Señor vive con nosotros. Y hoy, entre tantas penas y angustias se multiplican los mártires, asesinados con el nombre de Jesús en sus labios.

Jesús vive.

Luis Alemán Mur