2º del Tiempo Ordinario – Ciclo C
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino.» Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.» Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él diga.» Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.»
Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.»
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.
Palabra de Dios
En la ciencia moderna existe una especialidad denominada la Historia de las redacciones. La redacción de este evangelio de la boda comienza en una aldea cercana a Nazaret. Muerto Jesús, allí quedó una pequeña comunidad de cristianos en la que se conservaba la tradición de esta visita de Jesús. Como a todas las tradiciones, al núcleo original se fueron adhiriendo detalles de dudosa historicidad.
“la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda”.
Según el hecho histórico parece que los invitados fueron la familia: la madre, Jesús y sus hermanos. Las ulteriores modificaciones son añadiduras propias de la corriente juanista que, entre otras inclinaciones, suele eliminar a la familia carnal, e introduce a los discípulos.
“la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino.» Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.» Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él diga.»”
Era fácil introducir el protagonismo de la Madre de Jesús. Incluso en el estudio de los versículos, según los especialistas es bastante evidente la introducción de estas añadiduras a las primeras tradiciones escritas. A la espiritualidad de la comunidad de Juan encajaba muy bien eso de “no ha llegado mi hora”. Puede que los hechos históricos menos místicos menos marianos se iluminen con una luz más humana.
«Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.»
La presencia de Jesús enriquece la vida humana. Es un signo de que ya actúa la presencia del enviado entre la comunidad de los hombres. El signo es un vino bueno guardado para esta ocasión, la alegría de una familia.
Luis Alemán Mur
