Salmo XVIII

R/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.

Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado,
¿quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta.

Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado

La ley del Señor es perfecta
¡La Ley del Señor!

La voluntad del Señor es eternamente estable
El Señor es siempre igual: ayer, hoy, y mañana

Preserva a tu siervo de la arrogancia, para que no me domine: así quedaré libre e inocente
La arrogancia repugna a todos, menos al que la tiene

Luis Alemán Mur