Salmo CXLIV

R/. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias

Que todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas.

Abres tú la mano, Señor, y nos sacias
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.

El Señor es justo en todos sus caminos,
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.

 

Abres tú la mano, Señor, y nos sacias. 

¿No os parece que puede ser, hoy, la oración de un “negro” recién desembarcado de un patera? 

Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.  

Señor, a algunos sí parece que les sacias y los emborrachas. Pero acuérdate de los que mendigan las migas que caen de tu mesa. 

Luis Alemán Mur