Salmo XXII

R/.El Señor es mi pastor, nada me falta

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.

 

 

“Nada me falta

Me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa”

La historia a través de la que Dios se auto-revela, se entrega, debe ser tomada en la totalidad de la historia. No en los eventos singulares. 

Esta visión del todo permite, de un lado, evitar el sobrenaturalismo (que se apoya en intervenciones puntuales milagrosas) y, de otro, la limitación a un sector limitado de la realidad (pues engloba el conjunto de la realidad y está abierto a todo el que tenga ojos para ver).

Luis Alemán Mur