Leonardo Alfaro Ferrer. Jubilado Inspector de hacienda en su escalafón más alto. Casado con Emi, padres de cuatro hijos. Murió el jueves en Barcelona ciudad en la que trabajó prácticamente toda su vida. Agnóstico ferviente buscador de Dios. Un burro con su familia siempre a cuestas de punta a punta de la geografía española. Quizá el hombre más culto con el que he convivido. En su profesión supo coordinar la justicia con la bondad. A su familia se entregó hasta que le reventó el corazón.

Conocí a su madre. La abuela Api. Conocí su historial de guerra en Madrid. Supe cómo los salvadores de la España católica a ella, considerada de izquierdas, le raparon la cabeza e intentaron quitarle su casa situada en el centro viejo de Madrid. Ella defendió su propiedad como una leona. Leo, hijo único, veneró a su madre como lo que era: un monumento humano. Gocé del especial afecto de Api quizá sabedora de mi historia víctima de los militares de Franco.

Adiós querido Leo. Puede que ya te esté iluminando el Dios de los absurdos. No eran los misterios los que te impedían aceptar a Dios, sino los absurdos.

Y a Emi, mi querida Emi, le ruego que no pida por él. Él se ocupará de ti y los tuyos. Ten fe.

Luis Alemán Mur