Mi querido profesor: Yo voy a votar a Cristina que se ha manifestado atea. Pero no la votaré por atea sino por sincera, trabajadora, por mujer y por guapa.

Sin embargo mi carta a Vd. va con otro argumento.

Vd. dijo hace unos días que ya no iba a Misa. Supongo que ha vivido y sufrido una experiencia similar a la mía. Verá. Yo soy mucho más viejo que Vd. Vd. me impone respeto por su serenidad, su saber y su profesión antigua y actual. Me atrae que sea Vd. un “avis rara” en esto de la política callejera. Que vaya a misa o no, en principio no me atrae ni me repele.

Pero ¿por qué tiene Vd. que decirlo? Puede que lo diga en público para quitarse de encima el pelo de la dehesa. A mí no me ha gustado que lo diga. Ni pierde ni gana votos. El pueblo ya ha crecido y sabe que eso es un asunto personal.

Mire D. Ángel, le escribe alguien que pasó por todo eso. No me dedico a la metafísica y sí a la teología por libre. Estoy jubilado después de haber sudado mucho. Tengo nietos y gozo como un tonto estudiando el sentido de las escrituras sagradas por libre.

Verá. Las misas y sobre todo las homilías me resultan indigestas por la cantidad de ignorancia y seguridad que derrochan. En concreto las homilías suelen ser piezas de pedantería, que dañan la salud de santos y pecadores.

En mi caso, después de una época larga de abstinencia, voy a misa por una razón muy simple que cualquier político social la comprenderá. Allí hay pueblo sufriente con el que puedo rezar el Padrenuestro, doy y recibo la paz, me pongo en cola para recibir un trozo de pan. Hace tiempo que dejé la metafísica de la misa. Cada vez olvido más al sacerdote que “dice” la misa con su altar y pienso en una mesa de mantel blanco en la que se bendice a Dios, se prepara el pan y se reparte entre el pueblo.

Por supuesto que creo en un Dios padre. Pienso que Vd. seguirá creyendo. No por ser maestro en metafísica sino quizá por llevar la fe en su sangre.

Quizá si no estuviese por medio Cristina le votaría a Vd. ¡Pero es tan guapa Cristina!

Luis Alemán Mur