Ha sido un castigo celestial por ensuciar nuestra alma

 

Una niña nepalí, ante una de las carpas donde se han refugiado familias enteras, en Katmandú. Reuters

Preguntas y Comentarios desde la fe.

¿Dios conoce estas cifras?

¿Hay alguna relación de la pobreza con las catástrofes?

¿Tendrá que ver la injusticia mundial con los terremotos?

¿Se tambalea la fe con los edificios?

Dice el Génesis que al terminar la creación:

“Llamó Dios a los continentes Tierra, y a las masa de las aguas la llamo Mar. Y vio Dios que era bueno”. Gn 1, 10

Según JAVIER ESPINOSA Enviado especial Katmandú (Nepal)

Para el padre de Kumari Devi, Ramesh Arya, el hecho de que el temblor destruyera la cercana plaza de Durbar y respetara la vivienda de la llamada “diosa viviente” sólo podía atribuirse a un poder sobrehumano.

Para escribir este artículo, he tenido que recordar a fondo el pensamiento de Eugen Drewermann. Dios inmediato (ediciones Trota). Drewermann, teólogo alemán, sacerdote, reconocido psicoanalista, y dominador de las sagradas escrituras

“En aquella época, (escribe Drewermann) cuando todos éramos jóvenes. Durante mis años de estudio, no percibía tan claramente como hoy hasta qué punto la teología dogmática ignora los resultados de la exégesis crítica de la Biblia. En realidad, lo que faltaba era sencillamente un «regulador» razonable, que pudiera permitir una articulación entre exégesis y teología dogmática, entre el estudio de la Biblia y la teología sistemática. Caí en la cuenta de que numerosos dogmas reposan esencialmente sobre dos errores. Por un lado, los relatos alegóricos de la Biblia son tomados como hechos históricos, por no prestar una atención suficiente a la peculiaridad del lenguaje bíblico. Y, por otro lado, el mito tan erróneamente historizado se interpreta con la ayuda de medios racionales para poder utilizarlo después como dogma. Dos errores que pueden conducir con facilidad a la superstición. Y, sin embargo, la Iglesia sigue aferrada a ellos porque poco a poco, a lo largo de la historia, ella ha fijado su doctrina en forma de dogmas

Hoy día no hay nadie que no sea consciente de la cuestionabilidad del dogma eclesial. Hoy día un joven de catorce años ya no se siente cómodo con la enseñanza religiosa de la Iglesia. Es una auténtica tragedia ver generaciones enteras de hombres, científicos sobre todo, alejados de la Iglesia, desconcertados por la actitud de la Iglesia. Una dinámica que continuará mientras esa teología se obstine en fundar sus convicciones sobre interpretaciones erróneas o falsas, sobre imágenes míticas consideradas erróneamente como históricas.

Un camino que parece conducir directamente a la superstición.

Yo procedo de una familia, en la que, cuando se desencadenaba una tormenta, se encendía con toda naturalidad una vela y se rezaba una oración. Y con ambos gestos se suponía que se alejaban los rayos.

¿Y por qué no? 

La dificultad comienza cuando la Iglesia declara que es Dios el que ilumina la tormenta y orienta el rayo. Y lo que en el origen era una costumbre popular legítima, terminará en algún momento en la superstición pura o en la increencia. Un ejemplo: en la obra de Albert Schweitzer encontré un texto sobre el sufrimiento de toda criatura. Un enigma que me mantuvo en vilo durante muchos años: la representación de un Dios lleno de sabiduría y bondad, de un Dios omnipotente y creador del mundo y que, sin embargo, lo regula de tal forma que todo ser viviente se encuentra condenado al sufrimiento. Un descubrimiento atroz, porque no tiene solución. Un problema que no se arregla con la consideración de que el mismo Cristo también sufrió. Al contrario, no podía resignarme a que en el mundo hubiera sufrimiento. Y tampoco aceptar que la biología considerase lo que llamamos el “mal” en la creación no como tal “mal” sino como un momento determinado de la evolución.

Tuve que aprender a mi costa y a lo largo de años de reflexión que este problema del cristianismo que se perpetúa a través de los siglos se basa esencialmente en una formulación errónea, dado que precisamente esa idea de un Dios todopoderoso e infinitamente bueno y creador del mundo no coincide con la realidad

Hoy yo me imagino a un Dios que trata de sacar adelante al mundo tal como es. Yo me imagino el mundo tal como es. Aparentemente, Dios, si existe, ha renunciado a saber cuál va a ser el destino de este mundo. En todas partes existen enormes posibilidades y riesgos que no solamente afectan a nuestro pequeño planeta Tierra sino a todo el universo.

A Dios no se le puede concebir como si fuese el hombre que planifica el horario de los trenes. Si se me permite una imagen, utilizaría la del director de un casino que no pusiera interés en que todos los jugadores ganaran. Pero posiblemente sentiría curiosidad por saber qué iba a pasar… Una imagen sin duda antropomórfica, pero para las ciencias naturales, que están guiadas por la relación entre el azar y la necesidad, es el modelo más adecuado que permite comprender por qué nuestra tierra cobija tantas maravillas y, al mismo tiempo, tanto sufrimiento. Las dos cosas relacionadas de una forma inseparable. Y así hay que asumirlo.

Entonces, ¿cuál es la forma correcta de plantear a Dios?

Con el paso de los años, he ido ganando en realismo. De hecho cuanto más se va avanzando en edad menos dispuesto se está a aceptar los conceptos acuñados, los conceptos recibidos, los conceptos “tradicionales” en cierto sentido. Al igual que uno se ve menos tentando a mantener una serie de ideas o de ideales y defenderlos a toda costa contra la realidad.

Ahora bien, precisamente la idea de un Dios apartado del mundo, de un Dios que lo sabe y lo puedo todo, contradice a la realidad tal cual es. Esta evidencia transformó definitivamente mi imagen de Dios. El hombre tiene que aprender a aceptar un mundo abierto y no determinado, lo que le confiere la máxima responsabilidad. Ésta es mi convicción. La aventura de percibir el universo como una realidad abierta tiene consecuencias infinitas e imprevisibles, como sucede con el movimiento de las nubes o con el tiempo que hará a medio plazo. ¿Por qué iba a ser de otra forma en lo que respecta a la historia de los hombres o al destino del ser humano?”

Preparó estas reflexiones de Drewermann

Luis Alemán Mur