SOLO QUEDAN LOS POSOS

Me bebí todo el café y la copa de vino. El champan no porque me marea. Ya pasó la fiesta o el trabajo o la guerra o mi misión, si es que tuve alguna misión. El caso es que la copa o la taza está vacía. Solo quedan los posos. Los veo despacio, los huelo, los examino al trasluz y descubro toda la verdad.

Los años me han traído una niebla de serenidad. Ya me bebí las ilusiones, las ansiedades, las pasiones, los miedos y los vértigos. Sólo quedaron los posos. No sé quién pagó la cuenta. No dejo propina. Oigo alabanzas y reproches. Un pequeño grupo monta un escrache ante mi puerta gritando que no merezco ya ocupar una esquina en este mundo.

Yo he recogido mis posos en un pequeño copón como si fueran mi sangre que ofrezco a quien quiera mojar sus labios o su pan. Pero a nadie le interesa.

En mi copón solo queda paz y algo parecido a la humildad. No presumo de nada. Pero tampoco hay mentira. Antes de dormir, levanto mi copón y digo:

Padre nuestro que estás en el cielo
Santificado sea tu nombre
Venga a nosotros tu reino
Hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo

Luis Alemán Mur