Frase evangélica: «Los amó hasta el extremo» 

Tema de predicación: LA HORA DE JESÚS

1. Jueves Santo es el día de la «hora» de Jesús, el día de su entrega. En varios momentos importantes habla san Juan de la «hora» del Señor: en Caná de Galilea y en la fiesta de los Tabernáculos («no ha llegado mi hora…») y en la última cena («ya se acerca la hora…»). Propiamente, la «hora» de Jesús equivale a la fase final de su vida, que incluye muerte, resurrección, ascensión y efusión del Espíritu. Según Juan, el «día» de las obras de Jesús termina con la «noche» de la hora. La «hora», en la Escritura, es el momento de la intervención salvífica de Dios. Es tiempo de revelación, de adoración, de liberación y de persecución. Es el momento fijado por el Padre para glorificar a su Hijo por sus obras y por la cruz. A todos nos llega de un modo u otro nuestra «hora».

2. Especial relieve tiene en este día el lavatorio de los pies, servicio que, en tiempos de Jesús, se prestaba obligatoriamente al huésped por obra de un esclavo no judío o de una mujer (la esposa al marido, y la hija al padre). Era un gesto hospitalario de acogida. Y Jesús lo realizó con sus discípulos como signo de entrega total. Es una catequesis de la eucaristía, una exhortación a la caridad, el mandamiento nuevo. Dios no es un dueño terrible, sino un servidor de los humanos que levanta a la persona en su dignidad.

3. El amor de Dios al hombre se revela en sus intervenciones históricas a favor de su pueblo; es un amor que se renueva de generación en generación. Es un amor, además, que se manifiesta de un modo personal bajo la forma de la amistad. Finalmente, es un amor misericordioso que salva y perdona. Con Jesucristo, en la entrega de su «hora», se revela la plenitud del amor de Dios. Como consecuencia del amor de Dios a los seres humanos, debe brotar el amor fraternal de los hombres entre sí y el amor filial para con Dios. Estos dos últimos mandamientos son la culminación de la ley y el resumen de toda exigencia moral.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿Refleja nuestro amor el de Cristo?

¿Cómo aceptamos nosotros nuestra «hora»?

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Frase evangélica: «…que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis» 

Tema de predicación: LA ENTREGA POR LOS DEMÁS

1. El Triduo Pascual comienza con la misa vespertina de la Cena del Señor del Jueves Santo, día de reconciliación, memoria de la eucaristía y pórtico de la Pasión. En la eucaristía del Jueves Santo, la Iglesia revive lo que Jesús vivió en su última cena de despedida y celebra la caridad fraterna por medio de dos gestos: uno testimonial (el lavatorio) y otro sacramental (la eucaristía). Las lecturas de este día evocan la entrega de Jesús, que cumple con el viejo rito de la antigua pascua (1ª lectura), ofrece su cuerpo en lugar del cordero (2ª lectura) y proclama el mandamiento del servicio (evangelio). Pero, al mismo tiempo, Jesús es entregado por Judas y abandonado por los demás discípulos.

2. Jesús no busca ni rehuye directamente la muerte. De hecho, es Judas quien lo delata y revela dónde se encuentra. La Pasión comienza, bíblicamente, con el prendimiento de Jesús; litúrgicamente con la entrada en Jerusalén. La misión de Jesús se comprende en referencia al Dios de la gracia y de la exigencia. Jesús no viene a predicar verdades generales, religiosas o morales, sino a proclamar la inminencia del reino y la buena noticia del evangelio.

3. El advenimiento del reino de Dios es el tema central del mensaje y de la praxis de Jesús, precisamente en unos momentos de exacerbado nacionalismo judío frente al pagano dominador, con la creencia extendida de que la intervención final y definitiva de Dios, por medio de un Mesías entendido políticamente, está al llegar. El rechazo de Jesús como Mesías es evidente: es escándalo para las clases dirigentes religiosas, necedad y locura para el poder ocupante, decepción para el pueblo y desconcierto para los discípulos. Ahí radican los sufrimientos profundos de Jesús en la cruz, unidos a sus dolores físicos.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿En qué debe traducirse para los cristianos el Jueves Santo?

¿Qué valoración hacemos del servicio a los demás?

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Frase evangélica: «Haced esto en memoria mía»

Tema de predicación: EL NUEVO MANDAMIENTO

1. El Jueves Santo es día de reconciliación, memoria de la eucaristía y pórtico de la Pasión. Se celebra lo que Jesús vivió en la cena de despedida. Todo el misterio del Jueves Santo se deriva de las primeras palabras del evangelio de la misa vespertina:

«Antes de la fiesta de la pascua (judía),
sabiendo Jesús que había llegado la hora (kairós central)
de pasar de este mundo al Padre (pascua de Cristo),
habiendo amado a los suyos… (amor: jueves santo),
los amó hasta el extremo (muerte: viernes santo).
Estaban cenando…» (eucaristía: pascua cristiana).

2. Cumbre de la revelación es la confirmación de que Dios es amor y de que la vida de los hombres y mujeres entre sí y con Dios debe estar siempre presidida por la caridad. Por eso el mandamiento supremo de la ley es amar a Dios de todo corazón, y al prójimo como a uno mismo. Cristo hizo suyo este mandamiento y le dio un nuevo sentido -lo hizo «nuevo»- al identificarse con los hermanos desvalidos, diciendo: «Lo que hicisteis con uno de esos hermanos míos tan insignificantes lo hicisteis conmigo» (Mt 25.40). Cristo, pues, al asumir la naturaleza humana, unió a sí, con solidaridad sobrenatural, a todo el género humano como una sola familia y estableció la caridad como distintivo de sus discípulos, con estas palabras: «En esto conocerán que sois discípulos míos: en que os amáis unos a otros» (Jn 13,35).

3. Amar consiste en acoger, compartir y ponerse al servicio de los demás (lavatorio de los pies), respetando la libertad del otro y respondiendo con amor al odio (actitud de Jesús con Judas). El cristianismo es antes una conducta que una doctrina. Lo que distingue a la comunidad cristiana no es la ley o el rito, sino el amor, lenguaje profundo y universal.

4. La caridad fraterna, celebrada en la liturgia y hecha realidad en la vida, es la esencia del cristianismo. El cristiano es miembro de una comunidad gracias a la caridad, que es don y quehacer. La caridad crea fraternidad y da sentido a la comunidad de fe, de sentimientos, de bienes y de eucaristía. Es el fundamento de la opción por los pobres. De ahí que la caridad deba dominar todas las relaciones de los cristianos: personales, familiares y sociales.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿Es nuestra caridad fraterna un reflejo de la caridad de Cristo?

CASIANO FLORISTAN