Salmo CXXXVI
R/. Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti

Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.
Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión.»
¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha. R/.

Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías. R/.

Precioso salmo que ha derretido corazones y conventos. El salmo más nacionalista y cruel que alguien pueda cantar. Termina así:

Capital de Babilonia, ¡criminal!
¡Quién pudiera pagarte los males
que nos has hecho!
¡Quien pudiera agarrar y estrellar
Tus hijos contra las peñas!

Cruel en tiempo de Nabucodonosor 600 años a. c. Y cruel 2.000 años d. C.
Una historia sembrada de tanto odio no puede sino dar odio.

Luis Alemán Mur