15 de Marzo

Evangelio según san Juan 3,14-21

Dijo Jesús a Nicodemo: «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.»

Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto,
así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Es una constante en los Evangelios: poner la religión del pueblo judío, la Antigua Alianza, la Ley frente al tiempo inaugurado por Jesús. A Moisés y su Ley les tocó transformar unas turbas en un pueblo, pero ya pueblo acabó siendo un pueblo orgulloso, como una higuera de grandes hojas, pero sin fruto.

Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. “Salvarse” es tener vida: La vida de hoy y la vida de mañana. La misión de Jesús no es juzgar el pasado sino meterse en la masa humana para que lleguen a su plenitud todos los hombres, en todas las épocas, en todas las culturas y en todas las naciones.

Para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. El hijo del hombre será elevado para que todos puedan verlo. Porque aquel Jesús de Nazaret, el galileo ha llegado a ser medida de lo humano. Ha sido el Dios Padre de todos el que le dio la vida eterna. Todo el que se parezca a él será hijo de Dios y tendrá vida.

El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado. No busquemos otros caminos y otros mecanismos. No fabriquemos otros credos. No añadamos otras exigencias. Actuar como Jesús, esa es la plenitud. Que no nos engañen otros doctores y otros profetas. Actuar como Jesús. Eso es creer en Jesús.

Luis Alemán Mur