Transfiguración

Nuevo Testamento, edición preparada por Senén Vidal

Nota 166.-

El relato de la transfiguración (9, 2-10) se funda en una reflexión de la comunidad cristiana sobre el sentido global de la misión de Jesús, tomando por base la tradición israelita sobre la revelación en el monte Sinaí. Desde ese trasfondo se explican los diversos motivos del relato evangélico; el monte alto, que no hay que identificar con un monte concreto, como el Tabor; la subida a él de Jesús acompañado de unos pocos testigos, como Moisés; la transfiguración de Jesús, al igual que Moisés experimentó una transfiguración de su rostro en el Sinaí; la aparición de Moisés y de Elías, dos personajes ligados al mente de la revelación; la nube que esconde a la divinidad; la voz desde la nube; incluso las tiendas, al estilo de las tiendas de Israel del desierto. Lo que señala, entonces, el relato es que la revelación de Dios se concentra ahora en Jesús, el agente mesiánico, el Hijo de Dios, a quien hay que escuchar. En él se ha efectuado la revelación completa de Dios, que ha dejado atrás la revelación en el Sinaí. En la base del relato está la experiencia de la revelación pascual sobre la resurrección y exaltación de Jesús como soberano mesiánico. Por eso, esta revelación en el monte de la transfiguración solo podrá ser descubierta cuando Jesús resucite desde los muertos (v 9-10).