Salmo CXLVI,

R/. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados

Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel.

Él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.

Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados. R/.  

Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados 
Si es verdad eso de que sanas a los corazones destrozados… ¡Tendrás mucho trabajo, Señor! 
 
Cuenta el número de las estrellas, a cada una la llama por su nombre
No es que cada hombre tenga su estrella. Es que conoces a cada hombre como conoces a las estrellas. ¡Inmenso Dios el de nuestra Fe!
 
El Señor sostiene a los humildes 
Pero lo más bello no es su inmensidad, sino su cercanía a los humildes

 Luis Alemán Mur