8 de febrero Evangelio según Marcos (1,29-39)

En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y aQllí se puso a orar.
Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca.»
Él les respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. ¿Por qué se cuela una simple fiebre en el evangelio de Marcos? Podría el hecho de no ser cualquier suegra, sino la de Pedro. Como mostrar a los escogidos que todas sus familias entraban bajo su especial protección. No parece. Marcos, -el más breve de todos los evangelios-está lleno de referencias simbólicas. Quien no se aclare ante los simbolismos de Marcos, acaba quedándose con una historieta casi infantil. Fiebre (fuego) es símbolo del celo violento frecuente en el Antiguo Testamento. Ejemplo típico Elías. Israel está lleno de radicales y grupos religiosos violentos. Esa fiebre que consume a los zelotes de todos los tiempos es obstáculo para el reino de Dios.
Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Lo que ayuda al evangelio es el servir a los demás. Esas fiebres religiosas (judeo-cristianas-islámicas) pueden incluso convertirse en el mayor enemigo del Reino de Dios.

Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. Había curado a la suegra en sábado día santo, en el que no se podía hacer nada. A penas se puso el sol, corrieron las gentes del pueblo con sus enfermos y endemoniados en busca de Jesús como a un Centro de Salud. La población entera se agolpaba a la puerta. La imagen de la sociedad judía no puede ser más deprimente. Incluso la ignorancia y primitiva religiosidad recurre a los demonios para explicar el desastre humano. Liberar de los demonios no es más que liberar al hombre de tanta enfermedad y miseria física y psicológica. No es extraño que Jesús llorara alguna vez ante el paisaje humano.

Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. No hace falta recurrir a su condición divina. Como humano estaba abrumado ante lo difícil de su misión. No iría solo a descansar. Hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo.

Luis Alemán Mur