Salmo CXLVII,
R/. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.
Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Este salmo, más que un canto es una oración.
Si nos llegan los lamentos de las comunidades, perseguidas, quemadas o violadas
Si nos llegan los quejidos de frio y hambre
Si leemos la prensa o escuchamos los telediarios
A cualquier hora, a cualquier día la realidad nos inunda de sangre y desgracias de niños, ancianos
¿Cómo cantar un salmo al Dios Iahvé?
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.
Luis Alemán Mur