V CENTENARIO SANTA TERESA: “PUES EL AMOR NOS HA DADO DIOS”

Estamos en tiempo de Navidad y Teresa de Jesús vivía intensamente esta Fiesta. La Navidad supone la debilidad de un niño envuelto en pañales, indefenso, no solo humildad y pobreza, sino sobre todo la humanidad, la carne. Ahí está Dios, el amor, y por ello Teresa sabe que no debe temer, sino mirar asombrada este misterio del amor de Dios. Porque es precisamente esa grandeza de su amor la que tira por tierra todos los esquemas mentales que fabricamos.

Dios se revela como es, no como lo pensamos.

Teresa de Jesús quería vivir este tiempo lleno de alegría, con música, con villancicos, con estos poemas compuestos para cantarlos en la comunidad y contagiar esa alegría de no tener miedo porque su seguridad la tenía puesta en el amor y saber que ese Jesús que estaba en brazos de su Madre era el mismo “hombre” que caminaba con ella, como “Esposo, Señor, Maestro, Amigo…”

Ella había visto en la carne de Jesús la imagen del Dios verdadera y eso quería que descubrieran los demás, por eso cantaba y bailaba con el niño Jesús entre sus brazos, podía abrazar a Dios. Todo un atrevimiento. Pero Teresa sabe que es posible por el amor que se hace carne.

Textos para la lectura.

Villancico a la Natividad.

Pues el amor nos ha dado Dios,

ya no hay que temer, muramos los dos.

Danos el Padre a su único Hijo:

hoy viene al mundo en un pobre cortijo.

¡Oh gran regocijo que ya el hombre es Dios!

No hay que temer, muramos los dos.

Mira, Llorente, qué fuerte amorío, viene el inocente a padecer frío;

deja un señorío, en fin, como Dios.

Ya no hay que temer, muramos los dos.

Pues ¿cómo, Pascual, hizo esa franqueza,

que toma un sayal dejando riqueza?

Mas quiere pobreza, sigámosle nos;

pues ya viene hombre, y muramos los dos.

Pues ¿qué le darán por esta grandeza?

Grandes azotes, con mucha crudeza.

¡Oh qué gran tristeza será para nos:

si es esto verdad, muramos los dos!

Pues ¿cómo se atreven siendo Omnipotente?

Ha de ser muerto de una mala gente.

Pues si eso es, Llorente, hurtémosle nos.

No ves que El lo quiere. Muramos los dos.

Cuentas de conciencia 42: “Estando una vez con esta presencia de las tres Personas que traigo en el alma, era con tanta luz que no se puede dudar el estar allí Dios vivo y verdadero, y allí se me deban a entender cosas que yo no las sabré decir después. Entre ellas era cómo había la Persona del Hijo tomado carne humana y no las demás. No sabré, como digo, decir cosa de esto, que pasan algunas tan en secreto del alma… Yo estaba pensando cuán recio era el vivir que nos privaba de no estar así siempre en aquella admirable compañía, y dije entre mí: Señor, dadme algún medio para que o pueda llevar esta vida. díjome: Piensa, hija, cómo después de acabada no me puedes servir en lo que ahora, y come por Mí y duerme por Mí, y todo lo que hicieres sea por Mí, como si no lo vivieses tú ya, sino Yo, que esto es lo que decía San Pablo.

Poema “Al nacimiento del Redentor”:

Hoy os viene a redimir

Un zagal, nuestro pariente,

Gil, que es Dios Omnipotente…

Pues, si es Dios ¿cómo es vendido

Y muere crucificado?

¿no ves que mató el pecado,

Padeciendo el inocente?

Gil, que es Dios Omnipotente…

Mi fe, yo lo vi nacido,

Y una muy linda zagala.

Pues si es dios ¿cómo ha querido

Estar con tan pobre gente?

¿No ves que es Omnipotente?

Déjate de esas preguntas.

Miremos por le servir.

Y pues El viene a morir

Muramos con El, Llorente:

Pues es Dios Omnipotente.

Mª Rosa Bonilla