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13 de julio 15º de tiempo ordinario

Mt 13,1-23

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago.

Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.

Les habló mucho rato en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.

El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.»

“Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla”.

Jesús y sus seguidores forman “la casa”. Junto a aquel lago escogió a su grupo (Mt. 4,18) Galilea era frontera con países paganos. No todos los habitantes del lago era creyentes ni judíos. Estaban lejos de Jerusalén, centro religioso de Israel. Junto al lago se sentó mientras la gente se quedó de pie en la orilla.

“Les habló mucho rato en parábolas”

“Y no se lo exponía más que en parábolas” (Mc 4, 34) Las parábolas son el “invento” de Jesús para explicar su teología. Con ejemplos domésticos (las parábolas) y signos de la vida normal dijo al mundo lo que quería decirle en nombre del Padre. Puede que nosotros prefiramos encíclicas o pastorales para para puntualizar conceptos y milagros probados a los signos.
El que tenga oídos que oiga. Para nosotros, si un pastor de la Iglesia no escribe una encíclica profunda es que no sabe teología; y si se abraza a todo enfermo con quien se cruza es que es un demagogo.

“Salió el sembrador a sembrar”. Este ejemplo de sembrar, se entiende todo. Podemos decir que en las orillas de este lago empezó la ciencia cristiana. El Reino de Jesús con ejemplos pueblerinos y signos de la vida.

Les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender.

Se cumple en ellos la profecía de Isaías: Por mucho que oigáis no entenderéis, por mucho que veáis no percibiréis:

Porque está embotada la mente de este pueblo; son duros de oído, han cerrado los ojos para no ver con los ojos ni oír con los oídos ni entender con la mente ni convertirse para que yo los cure (Is 6,9-10). 

¡Dichosos, en cambio, vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen!

“El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta”. ¿Qué es tierra buena? Huele al dicho popular: fulano “es buena gente”

Luis Alemán Mur