(EXISTEN VERSIONES DESCARGABLES EN https://www.luis-aleman.info/historico-evangelio/)

14 domingo ordinario

Mateo 11,25-30

Exclamó Jesús: Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla.

Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

“Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla”. “Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”. Lo “cristiano” es consecuencia de una “revelación”. Con el estudio de la Ley no se conoce a Dios. El doctorado en Teología, el de “los sabios y entendidos” no es conocimiento de Dios ni de Jesús. El creyente necesita una revelación reservada a gente sencilla. En las sillas de la iglesia de Jesús no hay sitio para pedantes, engreídos y sabelotodo. Este revolucionario texto de hoy estuvo escrito antes de Mateo y Lucas. Se debería considerar como texto fundacional de primera redacción de lo cristiano. Saber y creer quién era Jesús para el Padre y quién era el Padre para Jesús es piedra angular de nuestra fe. Y ese “saber” es producto de “revelación”. La doctrina del catecismo cristiano tiene mucho de elaboración científica, tanto en cosas consideradas de fe como de la moral y costumbres, pero en cuanto a la relación de Dios Padre y el Hijo Jesús eso es “revelación” a gente sencilla.

“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré”. Este es el aroma que dejó Jesús el de Nazaret antes de subir con el Padre. “Cansados y agobiados” de mal vivir, de bien vivir, de vivir. Muchos somos los cansados agobiados. Aunque la vida sea bella, somos muchos los cansados y agobiados. Somos muchos los necesitados de Jesús. La buena nueva, el Evangelio de nuestra fe es llevar ese “alivio”.

“Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.” ¿Será verdad que su yugo es llevadero y de carga ligera? ¿No será Jesús un político más de los que mienten? ¿No será que su pensamiento cayó en manos de moralistas, doctores y gobernantes que lo enredaron todo? ¿No será que aún no nos hemos enterado de su evangelio? ¿Sabemos cuál es su yugo? ¿El Templo, la Torá y Jerusalén siguen siendo el yugo?

Tengamos la valentía de sentarnos a la mesa del Señor en la que se reparte el pan de la nueva alianza.

Luis Alemán Mur