Salmo 129,

R/.
Del Señor viene la misericordia,

la redención copiosa

Desde lo hondo a ti grito,

Señor; Señor, escucha mi voz,

estén tus oídos atentos

a la voz de mi súplica.

 Si llevas cuentas de los delitos, 

Señor, ¿quién podrá resistir?

Pero de ti procede el perdón,

y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor, 

espera en su palabra;

mi alma aguarda al Señor,

más que el centinela la aurora

Aguarde Israel al Señor,

como el centinela la aurora.

Porque del Señor viene la misericordia,

la redención copiosa;

y él redimirá a Israel

de todos sus delitos.

COMENTARIO

Del Señor viene la misericordia.

La misericordia o es Dios o viene de Dios. Tener misericordia, sentir misericordia es señal evidente de plenitud humana. Y la plenitud humana es cercanía a Dios. La misericordia del hombre huele a Dios.

Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz.
“Desde lo hondo”. Es raro encontrar a un hombre o a una mujer que no haya estado nunca en lo hondo. Pero creo que los hay. ¡Benditos ellos! En lo honde hay mucha miseria, mucha pobreza, mucha soledad. No es grato orar a Dios desde lo hondo. Pero Dios es el único que escucha ese grito tan sordo.