«Señor, tu amigo está enfermo

Jesús, al oírlo, dijo: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado.

«Tu hermano resucitará.» «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. Jesús sollozó «Señor, ven a verlo.» Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: «¡Cómo lo quería!» Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús: «Quitad la losa.»

Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado.»

Jesús les dijo: «Desatadlo y dejadlo andar.»

 

Esta fantástica narración de Juan está a la altura literaria y teológica de las Bodas de Caná, el encuentro con la samaritana, el ciego de nacimiento y la multiplicación de los panes. Describen no sólo al Hijo del Padre sino al hombre, hijo del hombre. Jesús tenía amigos. Jesús lloraba por sus amigos. Jesús trajo un nuevo vino a la tierra. Jesús abrió los ojos a los hombres. Jesús calmó la sed y convirtió la tierra en un templo para todos.

 

«Señor, tu amigo está enfermo. “Es toda una revelación”. Jesús se movió entre amigos. Jesús supo lo que era la amistad. La amistad le hizo sufrir. Oró al Padre por los amigos. Lloró por los amigos. Si comulgamos, comulgamos a este Jesús. Entre piadosos se predicó más el peligro de la amistad que su belleza.

 

«Esta enfermedad no acabará en la muerte, Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Cuando anda Jesús entremedio de las familias, de la amistad, del hambre e incluso de la muerte algo extraño ocurre que todo llega a convertirse en vida. ¿”Crees tú esto”? Si hay amor hay vida en la tierra y vida en el cielo.

 

“Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Tu hermano resucitará. Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre”. “Ya sé que resucitará en la resurrección del último día” El comentario de Marta es duro. Es lo que todos echamos en cara al cristianismo y a los cristianos que predican la vida eterna porque no saben qué hacer con la vida ahora. ¡No me venga Vd. con la resurrección post mortem si no me ayuda con la vida ante mortem!

 

Jesús sollozó «Señor, ven a verlo.» Jesús se echó a llorar. Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Dice Jesús: «Quitad la losa.
Desatadlo y dejadlo andar.» No parece que la intención de Juan sea narrar una resurrección.