María es la mujer del silencio creyente
que aceptó a Yahvé
y se dejó moldear a imagen y semejanza de Dios.
María, la madre de Jesús, fue una mujer madre como todas las mujeres madres.
Fue virgen. No por el himen sino por la fe. El semen del hombre no mancha.
María es la mujer del silencio creyente que aceptó a Yahvé sin comprenderlo.
Y se dejó moldear a imagen y semejanza de Dios.
De su vientre nació Jesús, el Cristo, la Palabra de Dios, igual en todo a los demás hombres.
Parido con dolor a través de un himen rasgado y muerto en el dolor. Rasgando con su grito de abandono el velo del Templo.
María, madre de Jesús porque le dio su sangre. María, madre de Cristo, porque le había dado ya su corazón y su vida a Dios, dejándose llevar por el Espíritu.
Si Abraham se convirtió en el padre de un pueblo de creyentes por haberse fiado de un Dios sin nombre e incomprensible, María es la madre de un pueblo de hijos de Dios, concebidos en el silencio oscuro de su fe.
Es inmaculada, porque jamás se separó de Dios.
Es virgen, porque jamás se postró ante ningún ídolo. ¡Ya es bastante virginidad!
Lo del semen y el himen pudiera ser simple pornografía teológica
Luis Alemán Mur