Domingo 25º del Tiempo Ordinario – Ciclo B

Marcos 9,30-37:

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»

Palabra del Señor

Cuando se escribe este evangelio ya han aparecido las primeras comunidades cristianas. Y en esas comunidades se plantean los problemas y disquisiciones que arrastra la iglesia desde que comenzó y persisten hasta los días de hoy. La de Roma y las pequeñas que viven a su sombra. Puede que algún día florezcan pequeñas comunidades cristianas en el centro de África o la lejanía de Asia. El galileo no tiene solo pasaporte en orden para el Occidente desarrollado. El reino de Dios desborda cualquier geografía académica. Pero en cualquier reino de Dios hará falta leer este evangelio.

“El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello”

Nos sigue atrayendo con más ilusión la imagen del Sagrado corazón de Jesús paseado en procesión por nuestras ciudades.

“Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.”

Luis Alemán Mur