El primer informe sobre pederastia clerical en España lamenta las “muy escasas” iniciativas de la Iglesia para acompañar a las víctimas

Estudio de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), la Universidad de Barcelona y la Universidad del País Vasco


Las iniciativas para denunciar los abusos sexuales a menores en las instituciones religiosas de la Iglesia católica en España y para reparar a las víctimas han sido “muy escasas”, según un estudio realizado por la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), la Universidad de Barcelona y la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).

Esta es una de las conclusiones de esta investigación a cargo de Josep M. Tamarit, de la UOC; Noemí Pereda, de la UB, y Gema Varona, de UPV/EHU, que se ha presentado este lunes 28 de junio en la ‘Jornada sobre abusos sexuales de menores en instituciones religiosas: respuestas restaurativas desde la victimología’, que se ha llevado a cabo en el auditorio del Centro Carlos Santamaría de la Universidad del País Vasco, en San Sebastián.

Este trabajo ha sido desarrollado entre 2018 y 2021 y ha contado con financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación, incluyendo fondos europeos. Cuenta con investigaciones cuantitativas y cualitativas de las que se concluye la mayor afectación a hombres, sin perjuicio de incluir un apartado específico con perspectiva de género sobre la “invisibilidad de la victimización femenina”.


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Entre sus conclusiones, el informe documenta un “profundo y duradero” daño sufrido por las víctimas, tanto en lo que respecta al delito padecido como a la “victimización secundaria” o al daño añadido por una respuesta institucional “tendente, muchas veces, a ocultar, silenciar, confundir y, en ocasiones, culpabilizar a las víctimas”.

Situaciones agravadas de exclusión o discapacidad

A esto se suma, según concluyen los investigadores, el hecho de que, a veces, estas víctimas eran niños y adolescentes en situaciones ya agravadas de exclusión, desventaja social o discapacidad.

En este sentido, la investigación muestra que los abusos sexuales fueron cometidos, mayoritariamente, por clérigos que conocían las experiencias previas de malos tratos que presentaban las víctimas y, así, su extrema vulnerabilidad y la inexistencia de un contexto protector.

En este sentido, ha precisado que “cuando ha sido imposible negar la existencia de casos de abuso, la respuesta oficial ha tendido a presentarlos como hechos aislados o a centrar las explicaciones en la búsqueda de las causas individuales, atribuyendo los abusos a rasgos psicopatológicos de los abusadores y obviando la posible influencia de causas de tipo ambiental o estructural”.

Causas estructurales de la pederastia clerical

El proyecto también aborda las causas estructurales del abuso sexual en instituciones eclesiásticas españolas e identifica aspectos como “el poder clerical, el perfeccionismo moral, la concepción de la sexualidad, el secretismo, la soledad o la idea del pecado y del perdón” como factores de riesgo.

Asimismo, un aspecto encontrado es la “instrumentalización” de las víctimas y el hecho de “priorizar la reputación institucional” por encima de los derechos individuales de los entonces menores.

Igualmente, los investigadores señalan que el derecho canónico, recientemente reformado, “no ha considerado durante mucho tiempo” los derechos que las víctimas deben tener en los procedimientos para revisar los casos. En ellos, según recuerdan, citando la normativa internacional, debe asegurarse la especialización para tratar los temas de victimización sexual, así como la imparcialidad y la protección a las víctimas, sin por ello mermar la presunción de inocencia.

El abuso sexual es un delito contra la dignidad

En este contexto, precisan que algunos programas de justicia restaurativa, para encontrar formas de reparación moral y económica a las víctimas, permiten una “responsabilización y solidaridad” con ellas que reafirma la injusticia del daño cometido. De esa forma, indican, es posible asumir responsabilidades individuales e institucionales y recuperar la confianza y la legitimidad perdidas o cuestionadas, siempre y cuando esos programas restaurativos se realicen “de manera independiente”.

El proyecto, cuyos resultados se encuentran en fase de publicación en la editorial Aranzadi, ofrece modelos concretos de buenas prácticas que permiten a las instituciones, religiosas y públicas en general, así como a la sociedad civil, desarrollar respuestas de solidaridad con las víctimas con “honestidad y compromiso”, dos aspectos muy valorados por ellas. Asimismo, ilustran cómo otros países se han enfrentado “con mayor éxito” a esta problemática.

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Un perfil de víctima de abusos

La Universidad de Barcelona, por su parte, ha descrito las características de las víctimas, mayoritariamente niños, con experiencias previas de malos tratos; la gravedad de los abusos sexuales, repetidos y con contacto físico, incluidos abusos con penetración en más de la mitad de los casos; las consecuencias psicológicas, con una mayoría de víctimas que tienen problemas cronificados de ansiedad y depresión, dificultades sexuales, de alimentación y sueño, y por último, el trauma espiritual.

Además, el informe revela que nunca se han hecho investigaciones a fondo sobre la victimización producida a lo largo de los años para poder repararla adecuadamente y facilitar un acceso uniforme de las víctimas a dicha reparación.

El pasado mes de abril, el portavoz de la Conferencia Episcopal Española, explicó que la Iglesia católica española ha contabilizado un total de 220 casos de abuso a menores por parte de clérigos españoles desde el año 2001.

Sobre los delitos sexuales en la Iglesia: “Existe una deuda pendiente”

Nunca me cerraré a escuchar a una víctima


Joseba Segura Etxezarraga, obispo de Bilbao

Religión Digital29.06.2021 |

El nuevo obispo de Bilbao, que tomará posesión este sábado como prelado, Joseba Segura, cree que, en el caso de presuntos abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia Católica, tienen una “deuda pendiente” y considera que hubo “una primera reacción defensiva, de no reconocimiento” y de poner la preocupación por los sacerdotes antes que por la víctimas.

En una entrevista a Radio Euskadi, recogida por Europa Press, Segura ha afirmado que se necesita “tiempo y preparación” para ser designado obispo y ha indicado que están trabajando en un plan de prioridades para la Diócesis de Bilbao.

Joseba Segura ha señalado que la Iglesia vizcaína, al igual que la de toda Europa, se está “haciendo un poco mayor” y, por ello, la vida de las parroquias está “un poco debilitada”. Por lo tanto, uno de sus retos es ver cómo son capaces de crear “espacio para los jóvenes y que se sientan a gusto en la comunidad cristiana”.

El obispo reconoce que la Iglesia tiene “alguna dificultad para llegar con su mensaje” a este colectivo, pero cree que también tiene que ver “con una especie de tsunami cultural” que se está dando en Europa, de manera que se piensa que la “experiencia religiosa no es relevante”.

Por otra parte, en relación a asuntos como los presuntos abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia Católica, Joseba Segura cree que sí existe una “deuda pendiente, porque ha habido mucho tiempo y muchas décadas en las que la Iglesia ha tenido, sin duda, una posición de responsabilidad educativa y en muchos sentidos, y ha tenido acceso a muchísimos niños y jóvenes”.

Segura ha indicado que, aunque él personalmente cree que en la Iglesia española “el tema no afecta a tantas personas, a tantos clérigos y religiosos o religiosas”, sí reconoce que ha habido “una primera reacción defensiva y de no reconocimiento o de querer tener muchísimas pruebas antes de actuar, y poner la preocupación por los sacerdotes antes que por la víctimas”.

Por ello, cree que hay que “reconocer que es así y cambiarlo radicalmente”. “Yo, desde luego, lo tengo claro, ahí no hay ninguna posibilidad de que, en un momento determinado, yo vaya a cerrarme a escuchar a cualquier persona (…) y ver qué es lo que se puede hacer por estas personas”, ha indicado Segura, que ha precisado que ya hablado con personas que se han dirigido a él para contarle su experiencia.

Segura considera que habrá que cambiar procedimientos -“y de hecho se han cambiado”- para asegurar que ninguna persona que “tenga una mala experiencia, no vaya a ser escuchada, defendida y tomada totalmente en serio”. “Y va a haber actuaciones muy contundentes para confrontar a los responsables”, ha manifestado.