“¿Sería posible pedir al Papa que suprima esos ‘sombreros’ inútiles de los obispos?”

“Me pone de mal humor, cuando veo al obispo con la mitra”

Mercedes Loring, religiosa 11.05.2020

Religiosa de la Asunción y hermana de los jesuitas ya fallecidos Jaime Loring (fundador de ETEA) y Jorge Loring (prolífico escritor).

Queridos amigos: Soy una religiosa de 95 años que sigo siempre sus mensajes, que me ponen al día de cómo va la Iglesia en el mundo.

Como veo que tenéis buenos contactos con Roma y con la jerarquía en general, quiero pediros un gran favor: Me pone de mal humor, cuando veo en una ceremonia religiosa, sobre todo la Eucaristía, al Obispo con la mitra, quita y pon. O cuando veo un grupo de obispos ¡todos con sus mitras!

¿Sería posible pedir al Papa que suprima esos ‘sombreros’ inútiles, que dan la impresión de ‘alta categoría’? No me imagino a Jesús con esas pretensiones. Sus representantes deben dar testimonio de sencillez, y el solideo ya es suficiente.

Perdonen mi atrevimiento, pero hace tiempo que deseo hacer esta petición y se me ha ocurrido que ustedes podrían encontrar el camino. ¡Muchas gracias!

¡Ojalá tengamos éxito, se pueda sumar mucha más gente a la iniciativa y se termine con tanta tontería!

 

Respuesta masiva a favor de la abolición de las mitras episcopales

Tras la petición lanzada por la hermana Mercedes Loring de 95 años

José Manuel Vidal 17.05.2020

Hace unos días, la hermana Mercedes Loring, monja de la Asunción de 95 años, pero con una cabeza perfectamente amueblada y una mochila vital llena de entrega absoluta a los más pobres en Guayaquil, Barcelona o Madrid, se preguntaba, en un artículo: “¿Sería posible pedir al Papa que suprima esos ‘sombreros’ inútiles de los obispos?”. Su pregunta se convirtió espontáneamente en una campaña a favor d ella abolición de las mitras episcopales.

Cientos de adhesiones nos han llegado (y continúan haciéndolo), para sumarse a la petición de la anciana religiosa. De todas las partes del mundo y con mensajes de todo tipo y condición. Absolutamente todos, contra las mitras de los obispos.

Es verdad que, en estos momentos de pandemia, hay otros temas mucho más importantes. Pero, el Espíritu sopla cuando y como quiere. Y, en una especie de moción del Espíritu, el “santo pueblo de Dios”, como dice el Papa Francisco, habla y pide encarecidamente a sus pastores que dejen ya símbolos paganos de antaño, que no conectan ni con la sensibilidad actual ni con el Evangelio de Jesús. Y ya se sabe que “vox populi, vox Dei”.

Muchos aportan la imagen del obispo Casaldáliga, que, en 1971, tomó posesión de su diócesis, Sao Felix do Araguaia, con un sombrero de paja como mitra, un remo de barca como báculo y un anillo de tucum. Ese estilo sencillo, austero y pobre como el de Jesús de Nazaret es el que pide la gente para los pastores actuales. Y para reflejarlo deberían abandonar, cuanto antes, mitras con ínfulas, báculos de oro y piedras preciosas y casullas ribeteadas. Amén de palacios episcopales o coches de lujo

Jesús no tenía turbantes sacerdotales o mitras

Sobre mitras episcopales y vestidos cristianos. Una reflexión bíblica A Mercedes Loring 

No sólo la mitra, sino todo lo relacionado con ella

Querida Mercedes:

  • Perdona que te llame así. He leído lo que has escrito en RD  sobre las mitras, y me ha gustado mucho, estoy de acuerdo. Conocí a tu hermano Jorge, gran persona, inmenso escritor… Por eso, me atrevo a llamarte “querida”, aunque nunca nos hayamos visto, que yo sepa.

    Tienes razón, tampoco  yo quiero obispos con mitra, sobre todo en misas de televisión estos domingos, con juego de manos de solideos, mitras y báculos que están fuera de lugar, en algo tan cordial. hermoso, tan directo y familiar como una eucaristía. Pero, dicho eso, como soy teólogo, y me gusta distinguir,  quiero poner algunas distinciones, para seguir dialogando contigo sobre el tema. Sé algo de Biblia, y así me he animado a recoger algunas cosas que he pensado y escrito sobre los vestidos en la Biblia, en un Diccionario de la Biblia.

    Empiezo diciendo que  todas las mitras del mundo, con solideos, tiaras, báculos, anillos y cien “vestimentas” más de obispos y Sumos Sacerdotes de Jerusalén o Roma me parecen pura ridiculez ante la palabra de Jesús cuando nos dice “estuve desnudo y (no) me vestisteis”. Eso es lo serio, lo otro son ínfulas de mitra, como verás, si lees lo que te mando sobre la Biblia y los vestidos. Pero antes me atrevo poner como introducción algunas reflexiones

    ( Para el trabajo que sigue sobre vestidos bíblicos y cristianos, cf. Gran diccionario de la Biblia, 2015, 1352-1357, resumido)

    INTRODUCCIÓN. SOBRE MITRAS Y OTRAS COSAS

    Has dicho “mitra no”, y me parece muy bien. Pero tienes que seguir: Ni mitras, ni sobrepellices, ni púrpuras, ni tiaras, ni vestidos episcopales de lujo. Una vez que les quitas la tiara tienes que seguir quitándoles casi todo para que queden a cuerpo de carne, porque la palabra de Dios no se hizo mitra, sino carne (Jn 1, 14); por eso es bueno que los obispos se vistan como la gente carne y hueso, quizá con cierta elegancia, pero con sencillez. Y si quieren mitra que se pongan en la calle el sombrero cordobés o la txapela de mi tierra.

  • En el principio, Jesús y los primeros cristianos no tenían vestidos especiales, sino los de la gente (¡en general pobre!) de la calle, sin mucha ropa de repuesto, ni siquiera de quita y pon (como pone el discurso misionero de Mt 10 y paralelos). Iban con lo que llevaban encima, y lavaban la poca ropa interior cuando podían. Así “celebró” Jesús la última cena y con la misma pobre ropa le llevaron al calvario y la echaron a suertes sus verdugos, como magro salario por su macabro oficio. No tenía ni siquiera una sábana o sudario para el entierro… y los enterradores tuvieron que buscarla en cualquier esquina o comprarla de caridad en el primer almacén de ropas.
  • Los primeros apóstoles de Jesús tampoco llevaron ropas especiales, como sabemos por San Pablo, que andaba preocupado porque le trajeran una capa que había dejado perdida por Troya en un viaje apresurado  y hacía frío. Esa inspiración básica se mantuvo durante decenios y siglos, de manera que aún San Agustín y otros grandes obispos de los siglos IV y V vestían como los restantes cristianos y habitantes del entorno, sobriamente, sin distinguirse de ellos.
  • Las cosas siguieran así casi un milenio…Los eclesiásticos se vestían como la gente normal… Pero, después, los jerarcas cristianos se han creído nobles, y así han tendido a imitar las vestiduras de los dignatarios y nobles del lugar, manteniéndolas y sacralizándolas cuando otros grupos de la sociedad las han abandonado, tendiendo así a vestirse como se vestía en siglos pasados, pero a lo rico, por acumulación, de manera que los ministros de la Iglesia llevan en sus vestiduras (u ornamentos) restos de túnicas, pellices y sobrepellices, capas y coronas (turbantes o mitras) de romanos y griegos, de persas y de reyes del Medioevo y de las monarquías absolutas del siglo XVI-XVII. Han dicho encima que son vestiduras sagradas, no se han dado cuenta de que a veces son simplemente ridículas.
  • Ese mantenimiento de las vestiduras sagradas, con mitras y tiaras de diverso tipo, se debe a la “inercia” de las iglesias, que tienden a mantener las tradiciones y para así darse importancia ante otra gente, no ante Dios, que Dios no mira eso. Según el NT, la Iglesia ha de volver a la actitud de Jesús y de sus primeros seguidores, que rechazaron las vestiduras “sagradas” de los sacerdotes de Israel, para vestir como vestían todos, desde los más pobres.
  • De un modo especial, la Iglesia tiene aplicar la palabra esencial de Jesús (estuve desnudo y me vestisteis; Mt 25, 31-46) y la de Juan Bautista (quien tenga dos túnicas dé una a quien no tiene; Lc 3, 11), poniendo sus riquezas y vestidos al servicio de los pobres (¡para que se vistan y  tengan dignidad!). Eso significa que la Iglesia tiene que poner de relieve la solidaridad en bienes y vestidos: ¡No tenemos que andar por todas partes, llevando la ropa a cuestas, porque habrá siempre otros que nos reciban y quieran compartir con nosotros los vestidos!
  • Por eso, en las eucaristías normales, de casa (domésticas) o de iglesias “normales”, los presidentes de la eucaristía han de vestir de un modo normal, quizá con algún signo que dependerá de los diversos lugares, sea tipo poncho andino o kimono japonés… Oye, Mercedes, me han dicho que eres maestra de baile, no sé si de andaluz o catalán… Sabes que para ciertos bailes hay que ponerse flamenca o sevillana… Quizá para la misa habría que redescubrir algún tipo de “vestidura” hermosa y sencilla… De eso sabes tú mucho más que yo… y lo sabe mucha gente. Hay que preguntarle. No sé si hace falta túnica o se puede ir de pantalones… No sé si es bueno un tipo de estola. Un signo me parece bien, y habría quizá que cuidarle, tanto en varones como en mujeres dirigentes de eucaristía.
  • Finalmente, me parece bien que haya “misas de museo”, propias de catedrales, ahora que el 79% de las catedrales en España son museos para turistas. Yo pondría en las grandes y serias catedrales unas normas especiales (por el lugar, por los retablos…), con vestidos que respondan de algún modo al “genio” del lugar. No es lo mismo presidir una misa en la Catedral de Toledo, con concejales y autoridades vestidas a lo suyo… que celebrar en mi pueblo con los vecinos normales del lugar.
  • Yo pondría en las grandes y solemnes catedrales, quizá dos veces al año, una misa de pontifical para que vayan los turistas, con música gregoriana o barroca, si hace falta con Mozart, una misa‒arte, que a eso llamaban “missarum solemnia”. Ese día había que llevar mitra y todo lo demás. Ese día de misa solemne se podrían sacar por tradición y turismo las mitras y demás vestidos, para no olvidar lo que hemos sido… Pero en el resto de las eucaristías pienso que obispos, presbíteros y monaguillos pueden ir vestidos con algo hermoso, sencillo, evocador…
  • Una nota personal; perdona mi vanidad, Mercedes. Cuando yo era profesor de facultad sagrada hicieron obispos y luego cardenales a seis o siete compañeros. Era costumbre invitarles a una cena y regalarles a escote una buena mitra (¡no hará falta que dé nombres…!). Por eso, no quiero que les quiten la mitra, a no ser que les quiten las demás vestiduras… Alguno que anda por ahí parece incapaz de andar sin vestiduras, va siempre puesto… Me gustaría más que anduviera de persona, como todos. De quitarles la mitra hay que dejarles sin cayado, ni la sagrada, ni capa pluvial, ni púrpura etc. etc., a no ser en esa “misa” especial de fiesta que he dicho, una vez al año.
  • En conclusión, como has dicho tú Mercedes… Ciertamente, cuando vayan por la calle o celebran en  casa (domus ecclesiae) no tienen que ponerse nada raro… Si celebran en la parroquia pónganse algo hermoso, sencillo… Si celebran en la catedral será bueno que se pongan algo, un tipo de “hábito ceremonial” que habría que discutir en cada comunidad, en cada lugar, pero sin mitra.

    Pero ésta es un tema para hablar largo y tendido. Yo no soy ceremoniero, ni maestro de sastrería. Por esos prefiero dejar el tema abierto. Pero sé algo de Biblia… y algo he pensado sobre el tema.  Por eso sigo hablando de las vestiduras en la Biblia, insistiendo en la mitra episcopal, que viene del turbante de los sumos sacerdote.

    Mercedes, no es necesario que sigas leyendo. Quien quiera hacerlo podrá ver las cosas sabrosas que dice la Biblia sobre los vestidos de la gente y en especial de los eclesiásticos judíos, que se uniformaban, tan bien como nuestros obispos. Esto que sigue de la Biblia lo he tomado en parte de un Diccionario gordo que hice para meter cosas como estas que siguen.