Frase evangélica: «Le pediré al Padre que os dé otro defensor»

1. Según el evangelio de Juan, «Paráclito» significa defensor, protector o intercesor. En un contexto jurídico, significa abogado que defiende o ayuda a un acusado. El Espíritu es el abogado defensor de Jesús: da testimonio, reconoce su palabra y lo glorifica. También es el abogado de sus discípulos: les recuerda las palabras de Jesús, hace presente en ellos al Señor, les hace valientes en el mundo y los defiende en la persecución. Tiene, pues, una doble función de defensa: por Cristo ante el Padre y por Cristo ante los discípulos. Sin Defensor nos quedamos huérfanos o desamparados, a merced de los poderosos. Con la ayuda del Defensor se mantiene vivo el mensaje de Jesús y se edifica la comunidad en el mundo.

2. Jesús anuncia en la última cena la venida del Defensor. Cuando él haya partido, volverá en las apariciones pascuales (en las eucaristías) y en los últimos tiempos (en la Parusía). Estará presente en los discípulos, pero será opaco al sistema de «este mundo», incompatible con el Espíritu.

3. Las funciones del Defensor son varias: la primera es la de «enseñar» todo lo que ha dicho Jesús: es «Espíritu de la verdad». Por consiguiente, recordará la verdad. En segundo lugar, el Defensor será testigo de Jesús frente al mundo; este testimonio se manifestará en la predicación apostólica y en los signos cristianos. En tercer lugar, el Defensor será el «acusador del mundo» en materia de pecado, de justicia y de juicio. El mundo será convencido de pecado; se hará justicia a Cristo, y será condenado el Príncipe de este mundo.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿Tenemos experiencia del Espíritu de Dios?

¿Cuándo nos dirigimos a Él?