Salmo CXXIX

R/. Del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz,
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R/.

Si llevas cuentas de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. R/.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora. R/.

Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R/

Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz, estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica.

Entre los cristianos con fe siempre fue costumbre orar a Dios ante las desgracias. ¿Se nos olvidó Dios? Como todo lo que ocurre es un proceso “natural” daría la impresión de que Dios ya no tiene lugar en nuestros triunfos o en nuestras desgracias

¡Ojalá queden aunque sean conventos de mojas que oren por este mundo callejero!

Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

Luis Alemán Mur