Salmo LXV

R/. Aclamad al Señor, tierra entera.

V/. Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R/.

V/. Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.

V/. Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos en él,
que con su poder gobierna eternamente. R/.

V/. Los que teméis a Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica,
ni me retiró su favor. R/.

Aclamad al Señor, tierra entera.

¡Tierra entera! Un sueño para todo corazón sano.

«¡Qué temibles son tus obras!».

De miedo, nada. De respeto, todo

Los que teméis a Dios, venid a escuchar, os contaré lo que ha hecho conmigo

Aún tengo en mi memoria los miedos que iban pegados al pensamiento de Dios. Con razón fueron y son muchos los que abandonan a Dios.

Entre el miedo y el aburrimiento, a Dios no hay quien le aguante

Los que teméis a Dios, venid a escuchar, os contaré lo que ha hecho conmigo. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica

Luis Alemán Mur