Carta abierta a Su Santidad, el Papa.

El siguiente es el texto de mi tesis sobre el celibato en la Iglesia Católica. El planteamiento es: “El Celibato Sacerdotal debe ser voluntario, y no obligatorio, de acuerdo con la Sagrada Escritura”, porque la Biblia está por encima del Derecho Canónico.

A continuación presento un resumen de la tesis:

1. En el Antiguo Testamento: Al crear al Hombre, Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo, voy a hacerle una auxiliar a su semejanza”, y creó a la mujer. (Génesis 2, 18).

2. En la historia del pueblo de Israel, todos los sacerdotes, llamados “Sumos Sacerdotes”, eran casados. Esto lo hace constar el Evangelio al señalar que los “Sumos Sacerdotes”, miembros del Sanedrín que juzgaron a Jesús, Anás y Caifás, “Sumo Sacerdote” ese año, eran suegro y yerno, respectivamente. (Juan, 18,13).

3. En el Nuevo Testamento está el argumento más fuerte, que por sí solo bastaría para demostrar la tesis: De los doce apóstoles, Jesús escogió como cabeza o jefe de su Iglesia a Simón Pedro, el único del que hay constancia evangélica que estaba casado, porque dice el Evangelio que tenía suegra, a la que curó Jesús. (Lucas 4,38).

4. Por si fuera poco, están los siguientes textos de San Pablo (no sólo célibe, sino, según algunos, misógino).

>4.1. Dice a los Corintios: “No ignoren la tiranía del sexo; que cada hombre tenga su esposa y cada mujer su marido. […] Lo que les digo es a modo de consejo. No estoy dando órdenes. Me gustaría que todos fueran como yo (célibe), pero cada uno recibe de Dios su propia gracia; unos de una manera, otros de otra. A los solteros y a las viudas les digo que estaría bien que se quedaran como yo. Pero si no logran contenerse, que se casen, pues más les vale casarse que estar quemándose por dentro”. (I Cor.7 1-9).

>4.2. A Tito le dice: “Te dejé en Creta para que solucionaras los problemas existentes, y pusieras presbíteros en todas las ciudades, de acuerdo con mis instrucciones. […] Deben ser hombres intachables, casados una sola vez. Es preciso que sus hijos sean creyentes y que no puedan ser acusados de mala conducta o de ser rebeldes”. (Tito 1, 5-7).

>4.3. Y a Timoteo: “Si alguien aspira al cargo de Obispo, no hay duda de que ambiciona algo muy eminente. Es necesario, pues, que el Obispo sea irreprochable, casado una sola vez. […] Que sepa gobernar su propia casa y mantener a sus hijos obedientes y bien criados.  Pues si no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá guiar a la Asamblea de Dios?” (I Tim. 3, 1-5).

5. En la Historia de la Iglesia encontramos que durante los primeros siglos todos, o la gran mayoría, de los sacerdotes eran casados. No fue sino hasta el año 1123, que el Concilio de Letrán decretó que los matrimonios clericales no son válidos.  Sin embargo, vemos que en el siglo XV el 50 por ciento de los sacerdotes eran casados.

6. En 1951, el Papa Pío XII aceptó que, en Alemania, un pastor luterano casado fuera ordenado sacerdote católico y ejerciera su ministerio. En 1980, en Estados Unidos se realizó la ordenación, como sacerdotes católicos, de pastores anglicanos y episcopales casados, y en 1994 sucedió lo mismo en Canadá e Inglaterra, con presbíteros casados que  continuaron ejerciendo el ministerio sacerdotal.

7. En nuestros días, entre los católicos del Rito Oriental (Maronitas, Melquitas, etc.) que están dentro de la Iglesia Católica (no hablo de los Ortodoxos), porque aceptan al Papa de Roma como Autoridad Máxima, se puede conferir la Ordenación Sacerdotal a hombres casados. Entonces, ¿por qué a los del Rito Romano, que dependen del mismo Papa (o sea, de usted), no se les permite?

Con todo respeto: Papa Francisco, usted tiene la palabra.

Reciba el afecto y admiración de un laico, creyente y practicante.

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*El autor es sociólogo, catedrático universitario jubilado, con domicilio en Saltillo, Coahuila.

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