El martirio de Cardenal bajo el régimen de Daniel Ortega

El poeta ha sido perseguido por el mandatario y su esposa, Rosario Murillo, que mantiene un odio enconado

Carlos Salinas
México 17 FEB 2019


El obispo auxiliar de la archidiócesis de Managua, Silvio José Báez, visitó este jueves a Ernesto Cardenal. Imagen publicada en su cuenta de Twitter.

El número dos de la Iglesia de Nicaragua, se postró el jueves frente a la cama en la que convalece el poeta Ernesto Cardenal y pidió su bendición. Un gesto cargado de simbolismo, que tuvo un fuerte impacto en este país donde Cardenal es idolatrado, pero también duramente criticado por el sector más conservador de la feligresía católica, que ve en él a un traidor por haber apoyado directamente la revolución sandinista y participado como ministro de Cultura del Gobierno revolucionario de los años ochenta, que pronto derivó en un régimen autoritario.

“Hoy [por el jueves] visité en el hospital a mi amigo sacerdote, padre Ernesto Cardenal, con quien pude conversar unos minutos. Después de haber orado por él, me arrodillé ante su cama y le pedí su bendición como sacerdote de la Iglesia católica, a lo cual accedió gozoso. ¡Gracias, Ernesto!”, escribió Báez en su cuenta de Twitter.

Báez es la voz más beligerante de la Iglesia católica y es muy respetado en este país centroamericano, donde es visto como un héroe: el sacerdote le ha plantado cara a Ortega desde abril, cuando comenzaron las manifestaciones en contra del presidente nicaragüense, que exigen el fin de su mandato. En sus homilías dominicales el cura anima a la gente a mantener la llama viva de la protesta y exige respeto a los derechos humanos.

Estos días, muchos recordaban en las redes el gesto de Juan Pablo II amonestando a Cardenal en 1983, en la pista del aeropuerto internacional de Managua. Ahora que Daniel Ortega regresó al poder en Nicaragua. Desde entonces ha sido perseguido por la justicia, En febrero de 2017 la justicia de Nicaragua le notificó al poeta —uno de los principales representantes de la teología de la liberación— que debía pagar una multa de 800.000 dólares en concepto de daños y perjuicios por una disputa relacionada con la propiedad de unos terrenos en el archipiélago de Solentiname, donde Cardenal fundó su comunidad de pescadores, campesinos y artistas primitivistas y donde compuso El evangelio en Solentiname(1975), uno de sus libros más conocidos. El Gobierno, además, ordenó congelar las cuentas de Cardenal. El poeta consideró en ese momento ser víctima de una persecución política. Las principales voces de la literatura y la intelectualidad latinoamericana exigieron a Ortega el fin del acoso. “Me alegra que el mundo entero se esté enterando de que soy un perseguido político en Nicaragua. Perseguido por el Gobierno de Daniel Ortega y su mujer [Rosario Murillo], que son dueños de todo el país, hasta de la justicia, de la policía, y del Ejército. No te puedo decir más, porque esta es una dictadura”, dijo ese mismo año. A pesar de que el fallo que obligaba al pago de una indemnización fue congelado, el ataque contra el poeta Cardenal sigue a través de los medios que controla la familia Ortega.

“Ellos [Ortega y Murillo] son dueños de todos los poderes de Nicaragua. Tienen un poder absoluto, infinito, que no tiene límites, y ese poder está ahora en mi contra”, dijo Cardenal a EL PAÍS en una entrevista concedida en su casa de Managua en 2017.

Murillo, mano derecha de Ortega y poderosa vicepresidenta de Nicaragua, ha mantenido una rencilla personal con Cardenal desde los años ochenta, cuando el poeta era ministro de Cultura. Ella comenzó una campaña de desprestigio hasta socavar su autoridad y quitar funciones al ministerio. “Hicimos una protesta que fue aplastada apelando a la disciplina militante”, recordó años más tarde la escritora Gioconda Belli, amiga del poeta.

A pesar de esa persecución, Cardenal ha mantenido una actividad incansable. Ha viajado a recitales a Europa y América Latina, denunciando, además, los desmanes de Ortega. Él, que en su Cántico cósmico escribió que la poesía es “el canto y el encanto por todo cuanto existe”, seguía trabajando a sus 94 años. El pasado 4 de febrero fue ingresado en un hospital de Managua debido a una infección renal.

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El obispo auxiliar de la archidiócesis de Managua, Silvio José Báez, se acercó al hospital donde se encuentra el poeta, se postró ante su cama y le dijo: “Le pido su bendición como sacerdote de la Iglesia católica”

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La foto dio la vuelta al mundo. El sacerdote poeta y ministro sandinista nicaragüense recibía, de rodillas y con una sonrisa, la reprimenda del papa Juan Pablo II, dedo en ristre: “Debe usted arreglar su situación en la Iglesia“.

“Poder popular”, “Iglesia popular”, fueron algunos de los gritos proferidos durante la misa, mientras el Papa hablaba de unidad de la Iglesia. El pontífice, con su conocido carácter, pedía silencio desde una tarima tras la que lucían gigantescos pósteres de los héroes sandinistas y una pancarta en el aeropuerto: “Bienvenido a la Nicaragua libre gracias a Dios y a la revolución”. Algunos hablaron de “provocación blasfema” y de “explotación política” de la visita, y hasta de “piratería electrónica”, como dijo Radio Vaticano.

Fruto de aquella encerrona fue la suspensión a divinis de los ministros sandinistas que también eran sacerdotes como Miguel de Escoto, Fernando Cardenal, hoy fallecidos, y el propio Ernesto Cardenal, que al cabo de los años ha denunciado públicamente el flagrante pisoteo de los derecho humanos de la actual dictadura sangrienta de Daniel Ortega y su esposa, que han acabado represaliando también al poeta.

Pues bien el nuncio apostólico en Nicaragua, el polaco Stanislaw Waldemar Sommertag, se adelantaba la semana pasada a comunicar personalmente su rehabilitación a Cardenal, internado en un hospital a sus 94 años, y se ha ofrecido a concelebrar con él su primera misa en 35 años.

De igual forma, el obispo auxiliar de la archidiócesis de Managua, Silvio José Báez, se acercó al hospital donde se encuentra el poeta, se postró ante su cama y le dijo: “Le pido su bendición como sacerdote de la Iglesia católica“.

Sus ojos se enrojecieron con alguna lágrima. “Recé por él y le encomendé que le hablara al Señor para que nos auxiliara en los momentos difíciles que vivimos. Fue todo tan hermoso”, dijo Monseñor Báez. El vídeo de esta eucaristía concelebrada desde la cama, me ha remitido el teólogo nicaragüense José Argüello es emocionante.

Finalmente el lunes 19 el nuncio hacía público un comunicado dando cuenta de la absolución “de todas las censuras canónicas impuestas” a Cardenal haciendo costar la obediencia prestada hasta hoy por el sacerdote, “sin llevar a cabo ninguna actividad pastoral”.

Difícilmente se puede esbozar en pocas líneas la poliédrica personalidad de Ernesto Cardenal. Nacido en Granada (Nicaragua) en 1925 renuncia durante la cruel dictadura de Somoza a una juventud bohemia y burguesa. Pronto cambió los burdeles de Paris y las novias más hermosas por la vida contemplativa.

Percibió una señal de Dios en una alergia física que se le producía hasta con un beso. El hecho es que se instaló en el monasterio de Gethsemani, en Kentucky, al lado de su maestro Thomas Merton. Tenía 32 años, era poeta, escultor y licenciado en Filosofía y Letras y había pasado largas temporadas en Nueva York y Europa. Así, del poeta nació el místico con raíces en San Juan de la Cruz, el Maestro Eckhart y Teilhard de Chardin.

De nuevo Dios actúa a través de la salida del monasterio trapense valiéndose de una úlcera de estómago. Creó la comunidad contemplativa y artística de Solentiname y se comprometió con el Sandinismo. “Era lógico que la causa de los pobres -decía- terminara con la incorporación a la revolución. Una expresión más de la coherencia del mandato divino”.

Cosechador como poeta de grandes premios y conocido por poemas como “Oración por Marilyn Monroe” y su monumental “Cántico Cósmico” o “Telescopio en la noche oscura”, es un creador de potente originalidad y ha estado varias veces a las puertas del Nobel. Pero en estos momentos y ante un Ernesto agonizante -me comunican que va perdiendo facultades- recomiendo sobre todo su mística, recogida en la antología prologada por Lucía López-Barralt y que tengo personalmente dedicada por el poeta.

Allí dice: “El amor es la única ley que rige el universo… La materia que rige el universo es amor y toda alma que Dios crea la crea enamorada”. Y en “Telescopio”: “Me quisiste todo / dáteme todo pues“.