Entonces ¿quién elegirá al próximo Papa?

Pues muy sencillo y mucho mejor. El cónclave será de los elegidos por las iglesias de cada nación.

La mayoría de los cardenales de hoy no son más que personajes principescos, cuyos ropajes y preminencias los convierte en fatuos, y a la mayoría en soberbios. La iglesia no se aposenta sobre ellos sino sobre las diócesis.

Todo el clero necesita una profunda estructuración. En su concepto y en su organización. La Iglesia no se actualizará mientras esté sobre un clero que repele la mayoría de las veces. Quizá haga falta un nuevo Ignacio de Loyola cuyo cometido fundamental fue la de elevar el nivel cochambroso del clero de su tiempo.

Se dice que los cardenales están para echar una mano al Papa en el gobierno de la Iglesia. La realidad de hoy es que o son personajes enriquecidos, inútiles por ilusos o soberbios hasta en el respirar.

Cada día aparece un nuevo cardenal que se piensa tocado por no sé qué espíritu para decir una genialidad más novedosa y llamativa.

El último exabrupto profético-teológico es del cardenal bombón holandés que identifica al Papa Francisco con el anti Cristo.

El rostro de este señor justifica lo de “bombón”: redondo por fuera y lleno de licor por dentro

Si no ¿cómo es posible decir lo que ha dicho?

 

 

Sin embargo, aquí está el cardenal

 

Ernest Simoni, de 88 años, pasó 18 en las cárceles comunistas. Fue condenado dos veces a muerte y obligado a trabajar en las alcantarillas de Scutari. Pero él siguió ejerciendo su ministerio sacerdotal clandestinamente hasta la caída del régimen comunista en 1990. Lejos de guardar rencor, procuró reconciliar a muchas personas ansiosas de venganza.

 

Luis Alemàn Mur