Salmo L

R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro

Misericordia, Dios mío, por tu bondad, 
por tu inmensa compasión borra mi culpa; 
lava del todo mi delito,

limpia mi pecado.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,

renuévame por dentro con espíritu firme; 
no me arrojes lejos de tu rostro, 
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación, 
afiánzame con espíritu generoso: 
enseñaré a los malvados tus caminos, 
los pecadores volverán a ti. R/.

Crea en mí un corazón puro

Es comprensible que David después de haber sido un canalla, se dirigiera a Iahvé pidiendo un corazón nuevo.

En la historia, muchos otros David, y no pocos cardenales romanos deberían unirse a mi oración de cada día: ¡Señor, dame un corazón nuevo!

Luis Alemán Mur