Domingo 2º de Adviento – Ciclo B

Marcos 1,1-8:

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.”»
Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»

Palabra del Señor

“Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”

El más antiguo de los cuatro evangelios. Escrito después de la primera generación cristiana, hacia el año 70. Ya le han puesto a Jesús el apellido de Cristo. Todos los evangelios conservan un núcleo de lo que hizo y dijo Jesús, el Maestro. Pero sometidos a estudio se descubren grandes añadidos por los creyentes por muy diferentes motivos. A veces para subrayar su divinidad (incluso sin saber aclarar qué era para ellos la divinidad)

“Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.”

Juan es el protagonista fundamental del evangelio de este domingo. La importancia de Juan el Bautista en los primeros tiempos no solo en la vida de Jesús de Nazaret sino en los primero tiempos del cristianismo es tanta que sus discípulos llegaron a formar como una pequeña secta con seguidores que tardaron tiempo en diluirse.

Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.

Por su figura y por el contenido de su predicación es más cercano al profetismo del Antiguo Testamento que al mensaje del Nuevo Testamento. Se considera que fue maestro del mismo Jesús. Se considera que el mismo Jesús, inspirado por el Espíritu de Dios, se fue “haciendo cristiano” cuando ya había muerto Juan.

Luis Alemán Mur