Roma 3 de diciembre de 1962

La asamblea, al ponerse a juzgar el esquema de Ecclesia, ha vuelto a encontrar su vitalidad de los días grandes […]

Al lado de sus derechos, no hay que olvidar los deberes que la Iglesia tiene la misión de asumir ante la humanidad entera; el de hacer resaltar el principio de la libertad de la conciencia, válido para todos y no sólo para los católicos o los cristianos; el de erigirse contra lo que monseñor De Smedt, obispo de Brujas, ha llamado “la trilogía del clericalismo, del juridicismo y del triunfalismo”. Por este neologismo entiéndase la inclinación a presentar a la Iglesia de forma poco evangélica y con un optimismo desproporcionado, y a emplear, por supuestos motivos de prestigio, superlativos indiscretos. A título de ejemplo, el obispo de Brujas ha citado a L’Osservatore Romano y a ciertos documentos romanos, cuyo estilo caduco de cristiandad difícilmente se soporta.

(Tomado de DIARIO DEL CONCILIO. Henri Fesquet)