22º del Tiempo Ordinario – Ciclo C


Evangelio Lucas 14,1.7-14.

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: “Cédele el puesto a éste.” Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba.” Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.»

“Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.”

Todo el tema que dominó el mensaje que llevaba Jesús por cualquier aldea, camino o ciudad era la necesidad de un nuevo orden social. El que reinaba en Palestina y en todo Israel era un orden podrido. No reinaba ni la libertad ni la justicia. Jesús se consideró el mensajero de una nueva sociedad: el reino de Dios. Y lo explicaba con parábolas y llamadas a la conciencia. Por supuesto que sus palabras eran revolucionarias. Por eso “los fariseos le espiaban”.

“no te sientes en el puesto principal,”

Con una simple parábola, desmontaba y afeaba el proceder de los que se consideraban jefes. Vienen tiempos en los que no contaran nada. Cuando Lucas escribió este evangelio se estaba cumpliendo fatalmente el evangelio. Hoy día deberían leerlo despacio nuestros políticos que buscan subir en la escala e gustan aparecer pegados al jefe en las fotos y en las mesas. El ridículo no es de los principales fariseos. Es un virus que sigue atacando incluso al llamado reino de Dios presidido por la cruz.

“Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte;

Este es hoy el mensaje de Francisco. Lo repite con palabras y con signos. Y hoy los grandes fariseos, vestidos de rojo siguen espiándolo para eliminarlo. Los pobres siguen en los últimos lugares. Aunque la mayoría no consiguió entrar al convite

Luis Alemán Mur