LA EUCARISTÍA CRISTIANA COPIA AL ANTIGUO TESTAMENTO

“Antigua alianza”

Antiguo contrato entre Iahvé y el pueblo liberado de Egipto con la mediación de Moisés.

“Nueva alianza”

Oferta de Jesús a su comunidad para celebrar, en presencia de su Padre, la liberación de la religión.

En la última cena, Jesús anuncia a los suyos esta “Nueva Era”. Y para esta liberación, Jesús sigue el ceremonial utilizado por Moisés cuando en nombre de Yahvé, proclamó ante el pueblo de Israel la primera Alianza. Éxodo, capítulo 24.

La nueva alianza que Jesús anuncia en su última cena es recogida por Pablo 1 Cr 11,23-25 y por Mt 26, 26-28 Mc 14,22-26 y Lc 22, 15-20.

Estas dos “alianzas”, la de Moisés y la de Jesús, establecen modos de relacionarse con Dios. Modos que se acomodan al nivel de desarrollo del hombre y su sociedad en diferentes momentos de la historia. Las dos Alianzas abren dos eras históricas; proclaman dos caminos, dos formas de actuar. Expresan dos formas de cercanía del hombre a Dios.

  1. La Antigua descrita en el Éxodo es el programa para un pueblo que comienza a ser pueblo.
  2. La Nueva es el programa que propone Jesús, a su nuevo pueblo para expresar su plenitud como hijos del Padre y hermanos de todos los hombres. 

En el ceremonial de la Antigua, Iahvé y pueblo rubrican con sangre de novillos y carneros la Ley del Sinaí. Y lo rubrican con sangre porque así era el ceremonial de cualquier contrato entre los hombres.

En el ceremonial de la Nueva en la última cena, la Ley antigua queda sustituida por el “cuerpo de Jesús”, convertido en comida de hermanos

La palabra “cuerpo” de un hombre en la mentalidad semita es la vida visible de ese hombre. Por tanto, la vida visible, la forma de vivir de Jesús
será la nueva y única Ley. Y Jesús está dispuesto a dar su sangre por esa nueva ley. Lo rubrica con una copa de vino. Ya no habrá más sangre válida que la que se derrame por seguir la forma de vivir de Jesús.

Ceremonial para implantar la antigua alianza Éxodo 24.

(Ex 19; Dt 29; Jos 24)

‘El Señor dijo a Moisés:-Sube a mí con Aarón, Nadab y Abihú y los setenta dirigentes de Israel y prosternaos a distancia. (Ex 24, 1-2a)Después se acercará Moisés y el pueblo que no suba. (Ex 24, 2b

“Entonces Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor; madrugó y levantó un altar a la falda del monte y doce estelas por las doce tribus de Israel.

Mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer los holocaustos y ofrecer novillos como sacrificios de comunión para el Señor. (Ex 24, 4-5)

Después tomó la mitad de la sangre y la echó en recipientes, y con la otra mitad roció el altar.

Tomó el documento del pacto y se lo leyó en voz alta al pueblo, el cual respondió:

Haremos todo lo que manda el Señor y obedeceremos. (Ex 24, 6-7)

Moisés tomó el resto de la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo:

Esta es la sangre del pacto que el Señor hace con vosotros a tenor de estas cláusulas. (Ex 24, 8)

Ceremonia de la última cena.

Pablo a los Corintios 1, 11,23-26

“Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva”.

En las dos alianzas, la sangre es el sello que une a las partes que se comprometen; es un signo (sacramento) del compromiso mutuo. En la primera Alianza, antes de la aspersión al pueblo con la sangre de los corderos, se procede a la lectura o proclamación de la Ley, y el pueblo por tercera vez acepta-(cfr. Ex, 19,8).

En la cena, la nueva alianza recogerá parte de estos ritos y de sus términos: Mt 26,27; Mc 14,24; Lc 22,20; 1 Cor 11,23-25; cfr. Heb 9, 18-20.

En estas solemnes narraciones se enmarcan el sentido de la relación de Iahvé con Israel y la relación de Jesús con sus seguidores. Por tanto, la Biblia no inventa el rito de contratar o de firmar con sangre un compromiso. Asume las costumbres de los pueblo.

Pasa el tiempo y el desarrollo de la Ley y su cumplimiento, como el desarrollo histórico de la Eucaristía y su comprensión, se desvinculan ambos de sus orígenes. Se difumina tanto el sentido inicial que llegan ambas alianzas hasta la caricatura. La Ley de Moisés se convertirá en hipocresía moral y la forma de vida de Jesús se convertirá en mandamientos de una supuesta Santa, Madre Iglesia.

Luis Alemán Mur