En el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa. 

A veces el castellano antiguo de Santa Teresa es un obstáculo para comprender su pensamiento.

Las experiencias de oración demasiado místicas vuelan hasta las alturas del sinsentido.

Entender es fundamental para conocer. Saber de qué se habla para no quedar al margen.

Uno de los libros de Teresa se llama “Las Moradas”, ella lo titula el Castillo interior, pero, claro, los castillos, las inmensas moradas se quedaron en el siglo XVI.

¿Cómo hablar hoy de su oración sin perdernos en sus moradas?

Teresa, al final del camino dice qué es ser espirituales. Y concluye el párrafo aludiendo al servicio, “mirando cómo y por dónde servir”. Eso hizo Cristo que se puso a los pies de sus discípulos.

Todos entendemos qué es la solidaridad y la disponibilidad. Ser personas sensibles a las necesidades de todos aquellos con quienes convivimos.

La mística no consiste en un éxtasis que nos saca del mundo ni de la realidad. Por el contrario, nos trae la presencia de una persona concreta: Jesús y de él aprendemos a ser y vivir. Eso es ser cristiano:

-Estar siempre disponible a lo que necesitan los demás,

-tener una conciencia clara de permanecer siempre atentos a lo que el otro puede necesitar,

-no lo que yo quiero darle, como caridad, sino lo que realmente está necesitando la persona que tengo a mi lado.

Ojos abiertos y atentos porque en la vida lo único que cuenta y la hace real es el amor concreto.

Rosa Bonilla

Antigua alumna del CITeS (Universidad de la mística)