La misa tridentina ¿crece o disminuye?

No se trata de ritos diferentes sino de religiones diferentes”


 

Hace poco, en un congreso de liturgia celebrado en Roma, el Papa Francisco publicó un documento Traditiones custodes en el que prohibía celebrar misas tridentinas, es decir las anteriores a lo establecido en el concilio Vaticano II, sin permiso del obispo de la diócesis. Esta iniciativa me hizo preguntarme por el motivo que tenía el pontífice y encontré que la historia se remonta a Benedicto XVI que, en Summorum Pontificum, dio facilidades para que se celebrarán estos cultos en aras a tender puentes con la fraternidad sacerdotal San Pío V, promulgada por Monseñor Lefèbvre, pero dado que las relaciones no han mejorado nada nuestro Papa ha decidido poner punto y final de estas divisiones eclesiales

Las misas tridentinas se celebran empleando exclusivamente el latín, el sacerdote utiliza guantes en las manos y se coloca de espaldas al pueblo donde las mujeres tienen que llevar velo para ocultar el cabello siguiendo los consejos de San Pablo. Para ser honestos, la mayoría de las veces son espectáculos muy bellos ya que utilizan casullas, cálices, copones y libros antiguos – cuando los tienen – muy valiosos y entonan misas de Bach, Bethoven o Mozart que suenan mejor que las guitarras o coros parroquiales por buena fe o entusiasmo que pongan sus participantes. Este aspecto estético es el que han usado muchas veces para atraer fieles a sus liturgias.

Pero muchos, que en principio se sintieron proclives, están abandonando sus iglesias por diversas causas. Una de las recientes es la manera en la que están tratando al papa Francisco al que algunos ni siquiera reconocen como pontífice y otras es el desprecio que sienten por las feministas, el colectivo LGTB, musulmanes y judíos. Se consideran ese resto de Israel que permanece fiel y no son capaces de ver el otro lado de la mesa, donde todos los seres humanos nos debemos sentar juntos en aras a constituir una gran familia

El descontento es general y se está asentando incluso en Suiza, donde vio la luz, pues ya no se trata de ritos diferentes sino de religiones diferentes. Frente a la religión de un dios de la ley, cruel y vengativo, dispuesto a castigarnos por un solo pecado, por grave que sea, al fuego eterno se encuentra la religión del dios del amor que nos ama infinitamente y sin condiciones

Y la pregunta que nos formulamos es ¿están creciendo o disminuyendo sus fieles? No es fácil la contestación pues el propio Benedicto XVI expresó, cuando autorizó el rito en 2007, que se lo pedían algunas personas, incluso jóvenes, aunque esas palabras nunca fueron sustentadas por la evidencia. Si hablamos de números en los Estados Unidos que cuenta con 70 millones de católicos y es el país donde más fieles tienen sólo un 4% de las parroquias son tridentinas y en el resto del mundo sólo existen en 63 países. Pero estas cifras siempre son contestadas por la propaganda de los tradicionalistas que se hacen siempre visibles y presumen de sus creencias y numerosa audiencia.