Proliferan las idolatrías: realidades creadas por el hombre, que más tarde se independizan y actúan como dioses.

Proliferan los imitadores de los profetas del Antiguo Testamento que se cubren el rostro, despavoridos: “¡el pueblo abandona a Yahvé!”. El pueblo huye de Dios. El dios que se le ha vendido no soluciona su angustia interior, complica, pero no trae vida.

El hombre siente una repugnancia instintiva a lo sucedáneo. Se inclina ante cualquier ídolo, pero acaba vomitándolo.

Puede ser verdad esa continua huida silenciosa desde el moderno Egipto en busca de una tierra prometida. Se repite la historia. Dios, el Eterno buscado. El hombre, el emigrante buscador.

El “Dios no existe”, el “Dios ha muerto”, el ateísmo es, sobre todo, ideología. En la práctica, se buscan dioses. Proliferan las idolatrías: divinizar y absolutizar realidades relativas. Realidades creadas por el hombre, que más tarde se independizan y actúan como dioses.

Sólo a modo de ejemplos:

DIOS NACIÓN (un dios étnico, con RH). La nación llega a ser una realidad sagrada, en la que se cree, por la que se mata, por la que se sacrifican seres humanos. Con su liturgia, sus excomuniones y sus credos. El nacionalismo se convierte en un ídolo que levanta barreras y muros, crea mapas y, a veces, infecta los templos cristianos, las mezquitas musulmanas o los parlamentos. Los dioses Nación se han multiplicado por todas las geografías y cuentan con políticos que ofician de pastores, que condenan y salvan, misioneros con pistolas en las manos o en los labios, profetas de la muerte.

DIOS MERCADO (un dios laico). Palabra y realidad de moda, hoy “idolatrada.” Gran ídolo invisible, pero omnipresente. Con una dogmática inflexible. Sus leyes son sagradas. Sobre las masas caerán plagas de castigo si se apartan de sus mandamientos. El paro, los pobres, el hambre son consecuencia de no haber creído en el dios Mercado. Fuera del Mercado no hay salvación. Gran religión del siglo XXI con sus templos -los bancos-, sus Vaticanos y sus Mecas -las Bolsas-, sus ciudades sagradas -Londres, Nueva York, Tokio-.

DIOS INSTITUCIÓN RELIGIOSA (un dios sacrílego). La Institución salva y condena. Ella piensa por ti. Si Dios es Padre, Ella es Madre. Ella es el camino, la verdad y la vida. Ella es la concesionaria de Dios. Suplantar a Dios produce el rechazo del pueblo. El error más burdo y ridículo de los humanos fue siempre crear dioses. Pequeños dioses que usurpan el papel y las funciones de Dios que pretenden comunicar vida, seguridad, futuro. No se adjudican el nombre de Dios, pero sí sus funciones.