MUERE EL TEÓLOGO HANS KÜNG

El Papa bendijo a Hans Küng antes de morir: “Se sintió en paz con la Iglesia y con Francisco”


El Papa bendijo a Hans Küng antes de morir: “Se sintió en paz con la Iglesia y con Francisco”

 
 

“Llamé al Papa e, inmediatamente, Francisco, a través de mí, le envió su bendición. Hans quedó muy contento, era importante para él”. Tras la muerte de Hans Küng, el cardenal Walter Kasper aseguró, en declaraciones a Il Corriere della Sera, que tanto Bergoglio como Ratzinger “conocieron su estado y rezaron por él”.

“Recuerdo que el Papa me dijo que le transmitiera sus saludos y sus bendiciones ‘en la comunidad cristiana’. Y fue como si Küng se sintiera en paz con la Iglesia y con Francisco, una especie de reconciliación”, subrayó el purpurado alemán, de 88 años, quien convivió durante décadas con Küng, llegando a ser su asistente. Hoy, uno de los principales apoyos teológicos de Bergoglio.

“Benedicto XVI también conoció su estado y rezó por él”, sostiene Kasper. ¿Una rehabilitación? “Algunos dijeron: hay que rehabilitarlo. Pero no tiene sentido, cuando se está muriendo no se hacen juicios, nos espera otro juicio”, responde el teólogo.

“Siempre se sintió cristiano y católico”

“Teníamos posiciones diferentes, pero siempre estuvimos en contacto”, admite Kasper, quien admite que “Küng fue un crítico duro, a veces incluso injusto, pero siempre fue un hombre de la Iglesia, y en la Iglesia.  Nunca pensó en dejarla, su intención era hacer lo mejor para la Iglesia, desde dentro. Siempre se sintió cristiano y católico. Por eso las palabras del Papa le gustaron”, proclama Kasper, en referencia a la bendición de Francisco.

“Tenía la capacidad de hablar un lenguaje comprensible para todos, de explicar la religión a los demás. Así, ayudó a muchos a entrar en la fe o a permanecer en la Iglesia”

“Tenía la capacidad de hablar un lenguaje comprensible para todos, de explicar la religión a los demás. Así, ayudó a muchos a entrar en la fe o a permanecer en la Iglesia”, agradece el cardenal alemán, quien señala como principales puntos de fricción “la Humanae Vitae y el sacerdocio femenino”, aunque “la crítica central fue contra el dogma de la infalibilidad papal. La forma en que lo hizo no le gustó a Roma, ni siquiera yo estuve de acuerdo”. Aunque, hoy, el propio Papa es el primero que lo reconoce cuándo se equivoca

 

Muere Hans Küng, el teólogo al que amonestó Juan Pablo II por negar la infalibilidad del Papa

 

Era considerado uno de los mayores divulgadores de los temas católicos en el mundo, con una obra traducida a más de 20 idiomas.

El Español 7 abril, 2021


El teólogo católico suizo Hans Küng, conocido por haber negado la infalibilidad del Papa, lo que le causó la suspensión del Vaticano en 1979, murió este martes en Tubinga (suroeste) a los 93 años, informó su fundación.

Küng falleció “en paz en su casa de Tubinga”, dijo una portavoz de la Fundación Weltethos sobre el teólogo, considerado uno de los mayores divulgadores de los temas católicos en el mundo con una obra traducida a más de 20 idiomas.

Nacido en Sursee, Lucerna, Suiza el 19 de marzo de 1928, Küng se licenció en 1953 en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma, se ordenó sacerdote en 1954 y fue destinado a la diócesis de Basilea. Amplió estudios y obtuvo el doctorado en Teología con la tesis La justificación en Karl Barth.

Juan XXIII le nombró consejero oficial del Concilio Vaticano II y Küng actuó como experto y asesor de los obispos de su país entre 1962 y 1965.

Publicó entre sus primeras obras El concilio y la unidad de la IglesiaLas estructuras de la Iglesia, de 1964 y La libertad hoy, de 1966.

Fue en 1967 cuando publicó La Iglesia, una de sus obras polémicas en la que se pronunciaba sobre la supresión del ‘imprimatur‘ o censura previa de los libros teológicos y la abolición del celibato y a la que en 1976 siguió ¿Infalible?: una pregunta, en la que se manifestaba contra el dogma de la infalibilidad pontificia.

Por esta obra, la Congregación para la Doctrina de la Fe, antiguo Santo Oficio, abrió un sumario en 1967 y otro en 1971.

Primera sanción de Juan Pablo II 

El 21 de febrero de 1975 el Vaticano realizó una declaración mediante la cual no se dictaban sanciones disciplinarias contra el teólogo pero se le amonestaba a que no siguiera enseñando tesis “que se oponen a la doctrina de la iglesia católica”, pero se negó a retractarse.

En 1979 la Congregación para la Doctrina de la Fe le sancionaba con la retirada de la autorización eclesiástica para ejercer la enseñanza y precisaba: “Ya no puede ser considerado un teólogo católico”.

Küng se convirtió en el primer sancionado del pontificado de Juan Pablo II. En 1980 dejó de pertenecer a la Facultad de Teología de la Universidad de Tubinga, pero conservó, por un estatus especial, su cátedra de Teología Ecuménica y Dogmática, así como la dirección del Instituto de Investigación Ecuménica.

Desde 1995 presidía la Fundación Ética Mundial ‘Weltethos’ (Ethos universal), que él creó y a través de la que se encargó de estudiar y fomentar el diálogo entre religiones.

Pese a que en 2003 los líderes políticos y religiosos alemanes destacaron los méritos de Küng y solicitaron a la Iglesia católica su rehabilitación, en 1997 el cardenal Joseph Ratzinger, entonces precepto para la Congregación de la Doctrina de la Fe, y que después llegaría al Papado como Benedicto XVI, descartó la posibilidad de la rehabilitación del teólogo suizo.

Sobre Francisco

Fue amigo personal en el pasado del ahora Papa emérito y compañero suyo en la Universidad de Tubinga. Benedicto XVI recibió al teólogo Küng en Castelgandolfo, la que fue residencia de verano de los papas, en septiembre de 2005, en una entrevista que el teólogo calificó de “esperanzadora”.

Sobre Francisco, Küng confió en una entrevista concedida en 2013 al semanario alemán Der Spiegel que confiaba en que pondría fin al celibato entre los sacerdotes católicos, al tiempo que criticó el proceso de beatificación de Karol Wojtyla.

Aseguró que con Jorge Bergoglio al Vaticano llegó una “primavera católica” a la Iglesia, tanto en la forma como en los contenidos, y dijo que ello supuso una “ruptura” con lo que “representó” Benedicto XVI.

Ese mismo año Küng dijo que se planteaba recurrir al suicidio asistido para poner fin a su vida, ante la progresión que sufría de la enfermedad de Parkinson.

“No quiero seguir viviendo como una sombra de mí mismo”, escribió en el tercer y último volumen de sus memorias.